Durante estos días, asistimos a una de las medidas más insólitas dictada desde el ayuntamiento. Agentes de la policía local, libreta en mano, se dedican a multar a diestro y siniestro a decenas de coches de padres mientras éstos dejan a sus hijos en el cole. Ocurre en el colegio Licenciados, e imagino que en otros más, porque lo lamentable sería que además fuese contra un solo centro. Y es que la ocupación de aparcamientos indebidos se produce en todo el mundo durante ¡escasos diez minutos!, a la entrada y salida de los recintos educativos, y nunca se denuncia a los padres. De hecho, en Cáceres, es sabido que la policía tenía hasta ahora indicaciones de no multar, sino de ayudar a regular el tráfico en ese pequeño momento de inevitable lío.

En el caso del Licenciados, por ejemplo, hablamos de ¡mil escolares!, entrando y saliendo al mismo tiempo. De ahí la lógica aplastante de que nunca se multe a los padres mientras dejan a sus hijos en el colegio. Es miserable, insensible, fuera de toda realidad, mezquino. Además, los coches mal aparcados, por ejemplo en la rotonda de tres carriles junto al Licenciados, no impiden el paso (otra cosa es que tanto vehículo circulando por la misma zona provoque un inevitable caos de pocos minutos).

¿Qué quiere el ayuntamiento? ¿Tener unas calles fluidísimas a la hora de entrada y salida de los colegios? Absurdo. ¿Que los pobres escolares y sus padres se levanten todavía más temprano para encontrar un aparcamiento a 500 metros del colegio? ¿Que los más pequeños, que son los que más necesitan que sus padres les acompañen hasta la clase, caminen 20 minutos desde el aparcamiento hasta el cole a 0 grados y lloviendo? Es ridículo, eso no ocurre en ninguna ciudad.

Por cierto, el lunes había ¡cuatro agentes!, en la puerta de este centro, dos de ellos dedicados expresamente a multar (los pobres aguantaron un buen chaparrón de críticas) mientras otros colegios llevan tiempo pidiendo un agente en su puerta para reforzar la seguridad.

Miguel Angel Jiménez **

Cáceres