Ya lo comentaba en un artículo anterior, la ley DIhont es caprichosa, las matemáticas exactas y la o las filosofías discutibles e interpretables per se . Que proporcionalmente la situación no variaría para evitar la obligación de pactar lo sabían hasta los pingüinos del zoo, que dicha obligación podría oscilar entre b y c o d, o a, c y/o d, o vete a saber, también, según aplicación DIhont de los votos, y que cada uno sacaría una explicación, razonamiento, o filosofía dispar para justificar el momento y el futuro, más que predecible, seguro.

El PP tiene los mismos problemas para formar gobierno, la situación es la misma pero ya no es igual, la ley DIhont ha sido benevolente con ellos, 700.000 votos más, 14 escaños más. El PSOE, pierde casi 100.000 votos, 5 escaños menos, perjudicados por el capricho de la ley electoral, la coalición Unidos Podemos, si sumamos los votos de IU y Podemos y sus confluencias respecto al 2015, ha perdido 1.000.000 de votos y se ha quedado igual en escaños, los más bendecidos de las bondades DIhont, e imagino de querer cambiar la ley electoral, habrán pasado a bendecirla, Ciudadanos que ha perdido 375.000 votos ha perdido 8 escaños, en comparación con el PSOE, tampoco les ha pasado demasiado factura, proporcionalmente con Unidos Podemos, deben estar indignados y con la subida del PP y los escaños ganados en proporción a los votos ganados y perdidos, relativamente contentos. No sé si será justo o no, a la vista de los resultados ustedes dirán.

Cual dèjá vú , no me equivocaba cuando en aquel artículo hacía referencia a que en este caso se haría buena la teoría de Nietzsche de la inutilidad de la existencia y la necesidad del eterno retorno que viene a decir que todo lo vivido se repite, pero no tan efímeramente, más complicada o con otra consciencia, o pequeños cambios, pero tristemente condenados a la repetición.

En pocos días sabremos si Nietzsche tiene razón, y esta repetición electoral nos aboca a la repetición eterna o si por el contrario, el efecto mariposa producido por las variaciones caprichosas de una ley electoral, que bajo mi punto de vista nunca debiera aplicarse directa o indirectamente para la gobernabilidad de un país, discutible para la distribución en el congreso y seguramente correcta para el Senado, consiguen el tan anhelado pacto que nos permita tener un gobierno estable, porque sin un pacto estable, el gobernar sería ingobernable.