TEtstán en todo. Vas a una conferencia sobre urbanismo y allí están. Te acercas a escuchar algo sobre la historia de la ciudad y los tienes al lado. Siempre están. No son el público asistente porque ese respetable sector asiste y respeta. Ellos van, oyen (porque escuchar y atender no suelen hacerlo casi nunca) e intervienen. Preparan conferencias paralelas en sus casas. Es conocer la noticia sobre la charla de Perenganito en Badajoz sobre cualquier tema y ellos inician un proceso paralelo, se montan su conferencia, y asisten con la convicción de que son los verdaderos protagonistas. Están y son una plaga. Un responsable de cierto círculo cultural y cívico de Badajoz me decía desolado hace poco con motivo de unas jornadas en las que tenía depositadas grandes expectativas, que se las habían chafado. "Todo estaba perfectamente planeado. Nos hemos gastado una fortuna en los ponentes y lo fastidiaron. Se instalaron en cada sesión y pedían la palabra. Y quemaban el acto. Un bla, bla, bla, egocéntrico, con claves que sólo ellos conocen, con citas autobiográficas que sólo ellos citan, con una verborrea atroz y sin reloj, hasta el bostezo".

Son una plaga que pulula por salones y actos culturales y que confunde la participación con la loa y el autobombo, que necesitan estar para ser, que construyen sus currículos con los currículos de los otros, sobre todo si son prestigiosos.

El responsable de aquel círculo me hablaba de un antivirus que filtrase a dichos elementos, un mecanismo de defensa, algo. No es posible porque el derecho de admisión tiene un precio: Si se te ocurre mandar a callar a alguno, no duda ni un segundo en declararte dictador, intolerante o manipulador.

*Dramaturgo y directordel consorcio López de Ayala