Cuando esto escribo, Pablo Iglesias lleva dos horas y media hablando y todavía le falta.

No he visto a Irene Montero, que ha estado tres, pero los analistas coinciden en que él se ha mostrado más sosegado que ella, la cual, como suele, ha estado elocuente, sí, pero también agresiva, hosca, y, dedito tieso, rozando la mala educación.

Claro que a gran parte de su público y votantes es lo que les gusta, aunque para otros, la pareja que se considera tan brillante --eso se nota-- pierde mucho cuando se pone en modo faltón.

A menudo se les ha acusado de utilizar el Parlamento para sus numeritos teatreros, pero si otras veces he coincidido con ello, caso del niño de la Bescansa, de los besos en la boca o de las sentadas en la alfombra, en este caso al menos, los populistas han utilizado un mecanismo institucional para lo que se debe utilizar. Censurar a un gobierno que, a su juicio, se lo merece. Lo que no está tan claro es por qué precisamente ahora.

Pues algunos condicionantes necesarios le faltan a la moción. El primero es que sea constructiva. Es decir, no que no critique, claro, sino que presente una alternativa. Alternativa no hay, ya que no cuentan con los votos necesarios y lo saben.

Por eso, la argucia que solo parece buscar visibilidad en los medios y que hablen de ellos, aunque sea mal, permite a Mariano Rajoy desenvolverse con comodidad, pues su correosa resistencia solo se vería debilitada si, en realidad, la censura tuviera alguna posibilidad de prosperar. Y así, no deja de resultar curioso, como ya otras veces ha ocurrido, sorprender en la sonrisa de Rajoy a su contrincante una suerte de ternura agradecida.

Ya lo ha dicho Ábalos muy clarito en los pasillos. Todo esto se le podía haber ahorrado al país, segundas elecciones incluidas, si hubieran apoyado a Sánchez cuando podían. Lo hubiera hecho entonces si el socialista le hubiera dado la vicepresidencia, el control de los medios de comunicación, el ejército y todo lo que pedía. No lo hizo uno y no le apoyó el otro ¿Por qué ahora se le ofrece complaciente? ¿Y por qué tendría que creerle?