Tanto en la semana de la moda de Nueva York como en la Pasarela Cibeles nuestros diseñadores más prestigiosos han apostado por una ropa que invita a poner al mal tiempo buena cara. Una apuesta segura, valiente, que tiene como objetivo prioritario evitar que el desánimo afecte a un sector muy sensible a los vaivenes de la economía, ya que su éxito o fracaso depende en gran parte del ánimo de los consumidores.

Y es que consumir se ha convertido en el mejor antídoto contra la depresión, el mal de amores, la inseguridad ciudadana, las malas notas de los hijos... Quizá por eso, Custo Dalmau , presentó en Nueva York, la que según dicen es su colección más redonda. Una moda para gente joven, que enloquece a las estilistas de Hollywood y a actrices como Julia Roberts, Charlize Theron y Antonio Banderas . Desde que los hermanos Dalmau irrumpieran en el panorama nacional con una ropa innovadora y llena de color, no han parado de crecer, hasta conseguir facturar el año pasado 72 millones de euros. Una cifra nada despreciable, si tenemos en cuenta que partieron de la nada y hoy su ropa se vende en todo el mundo. Al igual que la de otros muchos españoles que han abierto nuevos mercados, allí donde el castellano apenas si se habla o conoce. Tal es el caso de Zara, Mango , Adolfo Domínguez, Roberto Verino , o Purificación García . En Cibeles, Agatha Ruiz de la Prada , fue la encargada de arrancar una amplia y franca sonrisa a las numerosas personas que a diario y durante cinco días se han dado cita en IFEMA. Con una moda que se sale de su estilo habitual. Agatha apuesta para el próximo verano por trajes desenfadados, aptos para la playa y noches de luna llena.

Como ella, pero con trajes más sofisticados, presentaron sus colecciones Modesto Lomba, Miguel Palacio, David Delfín, Lydia Delgado, Elio Beranyer, Kina Fernandez y Anibal Laguna , entre otros.

La preocupación de todos ellos por el futuro del sector, era patente. De ahí que cada uno olfateara las reacciones del público asistente con la misma profesionalidad que lo haría el más prestigioso de los cirujanos. Se juegan su prestigio, su supervivencia y la de las personas que trabajan para un sector que mueve mucho dinero y se ha consolidado contra todo pronóstico.