La multinacional Volkswagen (VW) ha aprovechado la presentación de resultados de su filial Seat, que reflejan buenos beneficios, aunque sean inferiores a los del año pasado, para reiterar que su política es fabricar automóviles al mejor coste posible, incluidos los salarios de sus empleados. Y también ha anunciado que su planta española se encargará de fabricar un nuevo modelo del que se esperan grandes ventas dentro de un año.

El mensaje tiene doble lectura. Los trabajadores de Seat deben entender que si no aceptan los nuevos sistemas de programación de horarios laborales que combinan a un plazo mucho más largo del semanal los tiempos de trabajo y de descanso, su matriz alemana les advierte de que tiene otros centros de producción, especialmente en los países del Este pendientes de ingreso en la UE fronterizos con Alemania, dispuestos a asumir estas condiciones de trabajo. Pero al mismo tiempo, si se anuncia que un modelo de alta gama se puede seguir ensamblando aquí, es que seguimos disponiendo de empleados especializados y de proveedores de componentes suficientemente competitivos como para asegurar que fabricar vehículos de calidad en España sigue siendo un buen negocio.