TMtonago creía estar representando Hamlet pero era La Venganza de Don Mendo . Hasta tal punto ha sido ridícula la situación.

Es harto complicado abordar un análisis de los últimos acontecimientos acaecidos en el seno del Partido Popular sin sentir, al menos, un atisbo de sonrojo. Cierto es que el panorama en las filas de los populares no se las prometía demasiado felices tras el descalabro sufrido en las últimas elecciones autonómicas, un revés que intentaron solapar ante la ciudadanía con la espantada de su presidente hacia el Congreso de los Diputados. Una espantada, que lejos de presentarse como una salida más que airosa para un político en objetivo declive, pretendió seguir tiñéndose de tintes de liderazgo con esperpento incluido: el más que absurdo empecinamiento del señor Floriano en seguir presidiendo el Grupo Parlamentario Popular extremeño desde su escaño en la Cámara Baja.

No quedó ahí la cosa. Tardaron en designar el senador por la CCAA que habría de sustituirle, tanto que éste faltó el día de la constitución del Senado. Llegó tarde, pero hizo su entrada triunfal. El señor Monago fue designado como el elegido a propuesta de los populares y ratificado en el pleno que la Asamblea de Extremadura celebró el día 3 de abril. No tardó en darnos lecciones de cómo habría de comportarse el buen senador y lo hizo, cómo no, en una rueda de prensa cuyo contenido formará parte de los manuales del perfecto parlamentario.

A partir de ahí, ya conocemos la historia. Un senador de ida y vuelta, con dimisión y desdimisión en tiempo récord. Su nombramiento como senador y su posterior renuncia y continuidad en el cargo no tardó en analizarse por cualquier cabeza cabal como el resultado de una lucha por el poder pura y dura ante el futuro Congreso Regional del PP y un síntoma inequívoco de que nadie en sus filas se postula como candidato a presidir esta formación, al menos mientras el fracaso ante las urnas sea algo más que un secreto a voces.

Pero no es eso lo que más sorprende, parece incluso lógico que un partido tenga estos problemas cuando se ha enfrentado a más de una derrota electoral; lo que realmente deja perplejo es la falta de respeto al que han sometido a las instituciones y el ridículo que nos han hecho sentir a los extremeños, después de aprobase el nombramiento de Monago en la Asamblea de Extremadura.

Desconocemos quiénes son los artífices de este escándalo, aunque según sus propios protagonistas todo ha sido una maquiavélica historia procedente de la mente, parece ser que retorcida, de los medios de comunicación regionales. Sí, señores, hasta ahí llega la desvergüenza. Asistimos al mayor vodevil político que se recuerda en Extremadura y se empeñan en decirnos que no es más que producto de la mera intoxicación periodística.

Siguen soplando vientos de crisis para el PP extremeño, un partido a la deriva cuyos tremendos apuros para apuntalar liderazgos no desvela más que su cada vez más escasa capacidad de renovación y su cacareada falta de democracia interna. Ya lo dice un compañero, "cuando el enemigo se equivoca no voy a ser yo el que me encargue de corregirlo".

*Portavoz del PSOE en la Asamblea.