WEw l recién estrenado presidente del Partido Popular en Extremadura, José Antonio Monago, ha querido dar una impronta centrista y moderada a las primeras señales que emite desde su nuevo cargo: un mensaje de entendimiento con el PSOE, de sentido institucional para llegar a acuerdos en la financiación autonómica, e incluso de autocrítica ("algo habremos hecho mal durante 26 años para estar en la oposición", una frase parecida a la pronunciada por Gallardón tras la derrota del PP en el 2004), cuando no de marcha atrás en alguno de los asuntos ´tótem´ de la etapa de Floriano, como su oposición a la refinería. Monago ha sabido superar ese escollo, que era toda una contradicción para un partido conservador.

Pero pronto va a tener que empezar a tomar decisiones que pueden crearle un conflicto a su discurso: Vara ya le lanzó ayer, con su primer ofrecimiento, el primer dardo envenenado. El presidente de la Junta quiere ampliar los pactos con el PP y propone al nuevo presidente popular llegar a un acuerdo para que los ayuntamientos hagan planes de empleo y piloten la política de creación y mantenimiento de los puestos de trabajo de los vecinos. Ya está Monago en el primer callejón sin salida: ¿qué hacer? Su primera reacción ha sido la lógica y la que se esperaba en un concejal: "los ayuntamientos no pueden asumir más competencias; la Junta no puede derivar hacia ellos una responsabilidad que es de la Administración regional". Puede que a Monago, en el fondo, no le falte razón: no está entre los cometidos de los ayuntamientos el de crear empleo, pero a ver cómo se opone a la posibilidad de intentarlo con un paro como el que está cayendo. Monago ya no es concejal. Los problemas no son los mismos vistos desde la responsabilidad de una delegación municipal que vistos desde la presidencia de un partido regional. Cuanto antes lo asuma, mejor para él y para su partido.