Se da la circunstancia de que ha sido la señora ministra doña Cristina Narbona la que ha llevado al Congreso de Diputados la dichosa Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad; y los señores congresistas la han aprobado. Con lo cual ganaderos, agricultores y cazadores andamos por el ring total y certeramente alcanzados en pleno mentón y a punto de besar la lona.

Porque es que la susodicha ley afecta al 40% del territorio español, nacional o como se diga ahora, que se contempla en los supuestos de zonas especiales, reservas, planes especiales y demás mojigangas modernistas y eufemísticas que coadyuvan a controlar las actividades tradicionales de pastores, destripaterrones y corsarios.

En todo lo que abarca la famosa Red Natura 2000 no se podrá cazar como se ha hecho siempre; habrá que ver qué pasa a la hora de meter el arado y mucho cuidadito con las explotaciones ganaderas.

Agricultores y ganaderos ¡A vuestros puestos! A ver ahora por dónde tiramos los de la escopeta al hombro y la canana al cinto. Y no nos olvidemos de los cientos de miles que frecuentan los piélagos de agua con la caña en la mano.

No hay modo de explicarle a doña Cristina, o a quien sea, que no queremos destruir vida silvestre ¡Antes al contrario! ¡Todo lo contrario! Nos gastamos los cuartos, que apenas tenemos, en fomentar la vida de las especies para luego poder pegar cuatro tiros ¡16 días al año! Y aprovechar el 5% de los animales (liebres, perdices, conejos) que hemos creado y criado.

Pues nada ¡A prohibir la caza se ha dicho! Y el público ignorantón tragándose la píldora de que en el monte no hay nada. Mucho menos, nada, habrá si no nos dejan echarle una mano.

El 1 de marzo, manifestación en Madrid ante el Ministerio de Medio Ambiente para decirles que no, que como no nos dejen cazar, pastorear y sembrar, avanzará el desierto y desaparecerá toda la vida silvestre. Totalmente en serio.

Oigo, monte, tu aflicción-

*Escritor