La polémica surgida en torno al presunto fraude generado por la empresa de móviles de Zafra ‘Zetta’ ha cogido por sorpresa a todos este pasado domingo y ha supuesto toda una espiral de comentarios en internet por entender que se trataba del típico ejemplo de picaresca española. Tras averiguarse que no son teléfonos de patente extremeña, como así eran vendidos, sino terminales de la marcha china ‘Xiaomi’ a los que se les cambiaba la carcasa y se les realizaba una pequeña modificación en su software, vendiéndolos por el doble de su precio real en el mercado asiático, ha generado una controversia que, en algún caso, ha sido desproporcionada, pero no por ello carente de importancia. La intervención de la organización FACUA solicitando una investigación de Consumo y acusando de presunto fraude a la firma ha generado una atención mayor sobre el caso, que por otra parte no ha recibido contestación de la marca, lo que ha incrementado la desconfianza en general.

En nuestro caso, el sentimiento es de decepción. En China resultan muy frecuentes las fábricas de tecnología que permiten que una marca extranjera haga su propio diseño, elija las especificaciones y luego envíe un pedido para fabricar su modelo. Existen compañías como BQ o Wiko que siguen o han seguido este patrón. Pero en el caso extremeño, al menos de manera presunta, no se ha optado por este modelo que sería perfectamente legal por cuanto que el ‘remarcado’ o rebranding es una constante en diferentes sectores industriales y perfectamente aceptado por los consumidores si se les informa convenientemente.

Sin embargo, presentarse ante la sociedad extremeña en particular y la española en general como los creadores de nueva tecnología capaz de competir con las marcas más avanzadas del mundo, un David contra Goliat, resulta una fórmula chusca de engañar que más que polémica y estafa genera decepción cuando se descubre a sus protagonistas.

La estafa, si llega el caso, no sería de grandes proporciones por cuanto que ‘Zetta’ ha vendido del orden de las 1.200 unidades desde su creación, una cantidad insignificante si se compara con las cifras que maneja ‘Xiaomi’, que en 2015 colocó algo más de 70 millones de móviles en todo el mundo. Pero no estaría de más una aclaración por parte de los propietarios de la marca y. de confirmarse el caso, la devolución de las cantidades cobradas de más por un terminal que se vendió bajo una denominación cuando en realidad era otra.