Durante el fin de semana el principal tema de conversación en cualquier rincón de Extremadura ha sido el sofocante calor. Se nos había olvidado lo mal que lo pasamos el último verano, pero rápidamente hemos recordado el agobiante agosto del 2003 y nos hemos puesto inmediatamente a la sombra. Las calles están vacías hasta que casi se pone el sol y las piscinas, embalses y pantanos están llenos de jóvenes y mayores que buscan en ellos poder mitigar los 40 grados a la sombra que estamos soportando en muchas zonas de la región.

El problema es que, lejos de remitir, la previsión del Servicio Meteorológico es que las temperaturas diurnas y nocturnas continúen aumentando. Sanidad previsiblemente decretará hoy la situación de alerta 1, lo cual comienza a ser inquietante, ya que habrá que extremar las precauciones para intentar que el golpe de calor no nos haga sufrir más de la cuenta. Además, en esta ocasión el intenso calor y las altísimas temperaturas no están afectando al centro y sur de la región, sino que el norte de la provincia de Cáceres se está enfrentando a valores muy poco habituales en esas zonas, en las que además las protecciones contra el calor no son las mismas que en la Extremadura seca.