Llueve barro en este febrero que culmina el más sangriento principio de año en violencia familiar que se recuerda. Me niego a polemizar sobre cómo se llame a la atrocidad, cuestión que ha protagonizado discusiones inútiles en el nombre blasfemo de las ideologías. Importa un bledo si se la titula violencia de género, contra la mujer o machista. Lo que está claro es que las discusiones semánticas no aportarán un grano de eficacia a la lucha común contra la espantosa realidad.

Algo está fallando en la educación, en la vigilancia, en las penas impuestas. No extraña nada que cunda la alarma social, pues pese a los esfuerzos desplegados desde hace años y la legislación encaminada a remediar la lacra, no parece haber mejora alguna, antes al contrario. Y resulta el colmo del sectarismo echar la culpa a unos supuestos recortes de la derecha en el gobierno, a la que así, de paso, se acusa de no tener demasiada preocupación por el asunto, con esa suficiencia tan de la izquierda de atribuirse todas las bondades del feminismo más auténtico.

Y eso es lo que hemos tenido que escuchar al PSOE sobre la reciente delegada de Gobierno para la Violencia de Género, la extremeña Mª José Ordóñez, a la que la portavoz de igualdad en el Congreso ya le ha pedido una comparecencia para explicarse casi antes de tomar posesión, acusándola de los recortes que, en plena crisis tuvo que soportar y administrar cuando fue directora del Instituto de la Mujer de Extremadura.

Muy feo estilo obtener réditos políticos de lo que es un problema de todos. Cuestionar, criticar y dudar de la competencia de quien ha demostrado durante años conocer el tema a fondo y distinguirse por buscar soluciones positivas en tiempos de escasez en vez de lamentarse, es una mezquindad que la causa de la mujeres maltratadas no puede permitirse. Mas todo lo que se haga en la lucha es poco. Por eso resulta positiva la creación de un órgano permanente interministerial para prevenir y luchar contra el horror. Horror que solo se podrá combatir y vencer desde la unidad. No desde la mala intención. *Profesora.