La tercera semana del juicio sobre el naufragio del catamarán L´Oca en el lago de Bañolas (Girona), que se cobró la vida de 21 jubilados en 1998, ha comenzado. En lo que se lleva de vista oral ha quedado claro que el banquillo de los acusados se ha quedado corto. Muchas de las personas que hasta ahora han declarado como testigos deberían haberlo hecho bajo alguna acusación del fiscal. Quien no ha cometido delito, ha incurrido en negligencias. El proceso ha confirmado punto por punto una vergonzosa sucesión de irregularidades.

El barco admitió muchos más pasajeros de los que cabían; los insuficientes salvavidas tenían un sistema de fijación que impedía su extracción; se perforó el casco para evitar el calentamiento de los motores, cuya potencia se amplió ignorando el proyecto inicial; L´Oca no pasó la inspección tras su reforma... ¿Por qué está entonces acusado el exconcejal de Urbanismo y Medio Ambiente y no los representantes de Marina Mercante? ¿Por qué no lo están, además de los patrones Bartomeu Gayol y Simó Rodríguez, los técnicos que abrieron los orificios en el casco? Sea cual sea el fallo, parece que no se conseguirá hacer toda la justicia en Bañolas.