Qué pasará por la cabeza de un ser humano que se cree con el derecho de borrar sonrisas.

La sonrisa de un niño da fuerza, da alegría, transmite paz, nos inunda de buenos sentimientos a quienes las vemos.

El miedo que haya pasado, la impotencia que haya sufrido, la frustración que haya sentido sólo él lo sabe; son demasiados sentimientos negativos que un niño no debería afrontar.

Ha muerto un trocito de cada uno de nosotros, porque somos partícipes de crear mundos donde esto existe. Pececito, sigue nadando, ahora entre las estrellas, sé feliz. Porque tú lo único que querías y merecías era ser feliz y no te han dejado.

Ojalá, allá donde estés, tengas todo el amor que te mereces y puedas seguir regalando sonrisas a otros niños que tampoco deberían estar allí y que te acompañarán.

Sonreíros unos a otros, divertíos, quereros, jugad... eso es lo que os toca, nada más.