XSxe habla mucho sobre la eutanasia y la muerte digna. Todo el mundo opina; la mayoría, gente sana que se pone en el lugar de un enfermo terminal, gente que no se dedica habitualmente a tratar con pacientes en esa situación. Muchos piensan que, ante una enfermedad irreversible, lo más deseable sería acabar cuanto antes. Muchos, viendo la película de Amenábar Mar adentro , concluyen que una persona tetrapléjica tiene muchos motivos para no querer seguir viviendo. Pero han sido también muchos los testimonios en estos días de lesionados medulares y de pacientes con cáncer, o de sus familiares, que manifiestan luchar por tener una vida digna.

Derecho a una muerte digna? Por supuesto. Quienes dedicamos parte de nuestra actividad profesional al tratamiento de pacientes con enfermedades terminales sabemos que lo que el enfermo quiere es tener sus síntomas controlados. Es obligación del médico intentar curar cuando sea posible; desgraciadamente, hay situaciones irreversibles. Pero lo que siempre debe hacer el médico es procurar paliar, calmar, aliviar.

A esto han contribuido enormemente las Unidades de Cuidados Paliativos, que tan importante labor desarrollan con pacientes que no pueden recibir un tratamiento específico contra su enfermedad tumoral, pero que tienen el derecho a que alguien procure controlar sus síntomas. En Extremadura tenemos magníficos equipos de paliativos y es evidente la mejora que han llevado a nuestros pacientes.

¿Derecho a no recibir tratamientos excesivamente agresivos, a no ser mantenido con vida con técnicas inhumanas? Por supuesto. Todo esto entra en eso que llamamos la muerte digna.

No entra en una muerte realmente digna el que el paciente, sus familiares o el personal sanitario acaben con la vida del enfermo como quien acaba con la vida de un caballo porque se ha roto una pata. Hoy tenemos medios para controlar el dolor, la dificultad para respirar, la ansiedad... Y cuando la dosis requerida para controlarlos produce una sedación del paciente, incluso acelerando el momento de la muerte, no habrá más remedio que actuar de esa forma para evitar el sufrimiento final. Pero eso no es una eutanasia como la que se pretende legalizar. Es poner los medios para que la muerte del paciente, cuando llegue el momento, sea de una forma digna. En los 6 años que llevo en el campo difícil, pero apasionante de la Oncología, ningún paciente me ha pedido la eutanasia: me piden no tener dolores, no sufrir, que no sufran sus familiares; me piden llegar a ver a su hijo casándose, a su nieto hacer la primera comunión. Pero ningún paciente pide que se acabe con su vida.

La dignidad de la persona incluye el derecho a saber que se va a morir, siempre que el enfermo manifieste su deseo de saberlo; el derecho a organizar su vida contando con ese dato; el derecho a prepararse y preparar a su familia para ese momento. Pero no incluye la decisión sobre el momento en que esa muerte se va a producir, ni el ser la causa inmediata de dicha muerte.

*Médico Oncóloga del Hospital San Pedro de Alcántara (Cáceres)