WLwa presión de los inmigrantes agolpados tras las vallas de Ceuta y Melilla toma día a día un cariz más dramático. Otro intento masivo de entrada acabó ayer con varias muertes por arma de fuego. Según fuentes policiales españolas, la gendarmería marroquí disparó a los inmigrantes, pero ésta lo niega y los testimonios de los inmigrados son confusos. La reacción del Gobierno, en plena cumbre bilateral con Marruecos, es abrir una investigación conjunta y enviar cuatro compañías militares de legionarios y regulares a reforzar los destacamentos fronterizos de la Guardia Civil.

Lo que antes eran muertes igual de horrorosas e injustas, pero más discretas, en las aguas del Estrecho, se producen ahora, a la vista del mundo, en estos desastres en la valla. No es posible una política suicida de puertas abiertas, pero el problema tampoco debe solucionarse a tiros, ni confiando en que las alambradas de espino atrapen a los inmigrantes, ni reclamando energía a unas autoridades marroquís que ya han demostrado qué entienden por frenarlos. Nosotros no tenemos respuesta para el problema, pero toda la UE, no sólo España, ha de encontrarla a través de políticas a corto, medio y largo plazo que no sean simple represión.