WLw a última encuesta estatal sobre la percepción que se tiene de la violencia machista revela un compromiso cada vez mayor de la sociedad con las víctimas --33 mujeres muertas en lo que va de año--, pero delata también el arraigo de tópicos que poco o nada tienen que ver con la realidad. El mayor de todos ellos es creer que "si una mujer es maltratada frecuentemente, la culpa es suya por seguir conviviendo con el agresor". Aunque el 36,5% de los 1.008 encuestados comparten esta opinión, lo cierto es que factores como la presión psicológica del agresor sobre la víctima, los hábitos sociales y el complejo de culpa pesan más que otras consideraciones. De forma, que se trata de una opinión básicamente injusta con las víctimas, que agrava su situación personal porque entraña un cierto grado de incomprensión. Si se añade la tendencia de una parte de los encuestados a exculpar al menos parcialmente a los agresores por su supuesta predisposición a la mantener actitudes violentas o a observar conductas desordenadas a causa del consumo de alcohol o de drogas, hay que convenir que queda por recorrer un gran trecho. En este movimiento de corrección de las opiniones referidas a la violencia machista, la educación ha de tener una importancia capital, como la propia encuesta revela. Lejos de creer que la solución está en el agravamiento de las condenas a los agresores (21,7%), los consultados otorgan mayor importancia a la educación (55,5%) para erradicar la lacra de la violencia machista. Algo que por lo demás coincide con la mayoría de estudios, que consideran indispensable atajar el mal desde la escuela.