El Ayuntamiento de Almendralejo está advirtiendo a los propietarios de las naves que están siendo utilizadas por los temporeros que trabajan en la recolección de la uva y la aceituna como improvisados lugares donde instalar sus tiendas y enseres, que van a ser multados (entre 500 y 1.000 euros) por alquilar esas naves sin tener la lógica cédula de habitabilidad. En la mayoría de los casos las multas serán superiores a los alquileres. Hay en los alrededores de la capital de Tierra de Barros una decena de ´naves patera´ acogiendo a los temporeros, sobre todo rumanos y portugueses.

El consistorio almendralejense no tiene más remedio que actuar así: no se cumple la legislación sobre las condiciones en que deben vivir las personas y, por tanto, hay que desalojarlas. Pero con esta medida --que, por otro lado, llega tarde puesto que desde el primer día ya se sabía que las naves no podían tener la cédula de habitabilidad ahora exigida-- no se soluciona el problema: seguramente los temporeros de las naves pasarán a vivir a la intemperie, en tiendas de campaña, como de hecho hacen otros.

Lejos quedan los tiempos en que las administraciones y los sindicatos acordaron construir albergues para que los trabajadores estuvieran en las condiciones menos penosas posible. Apenas se intentaron dos o tres en las Vegas Bajas del Guadiana, y el proyecto no prosperó. Cada año, incluso atravesando una situación de severa crisis económica, hay centenares de temporeros en Tierra de Barros. Dado que no vienen de improviso y su llegada es segura, ya debería haberse abordado este problema y ofrecerles condiciones dignas.