El sábado pasado teníamos planes y parecían muy prometedores: turismo rural con la familia en un día espléndido. Tenemos la suerte de vivir en una ciudad, Cáceres, desde la cual se puede hacer turismo sin viajar mucho. Esta vez el destino era Malpartida de Cáceres. Comemos en Villa Matilde, paseamos viendo preciosas chimeneas, con suerte nos encontramos con María la Patatera , pasamos la tarde en los Barruecos, vemos en Museo Vostell... Tentador ¿eh?

Pues les aseguro que fue más alucinante de lo que esperábamos. Hicimos sin querer, y a nuestro pesar, un viaje en el tiempo. Salimos de casa en el siglo veintiuno, durante la comida seguimos en este siglo, en el que con mucho gusto se han transformado antiguas casas de pueblo en casas rurales donde sirven una comida estupenda y brindan un trato amable y cercano, amén de profesional. Siguiente parada, Museo Vostell. Y aquí empieza la regresión. Nos bajamos del coche, nos acercamos a la puerta y preguntamos cuál es la entrada para minusválidos, ya que uno de nosotros va en silla de ruedas. El que debe ser guía o conserje nos dice que hay una única entrada, que los veinte centímetros de elevación que tiene la puerta por debajo se pueden salvar ¡cogiendo la silla a pulso! Raro, raro. No obstante nos asomamos a ver cómo es el acceso al propio edificio y nos encontramos con que es exactamente igual. Allí una amable señora nos informa de que efectivamente los minusválidos no pueden entrar allí. Insistimos porque parece claro que por la propia naturaleza de las obras que se exponen debe haber un acceso amplio. Nada. Que pongamos una reclamación si queremos. Tras unos segundos de duda sopesando si debíamos pasar la puesta de sol redactando una reclamación y haciendo esperar a diez personas o correr un tupido velo sobre la estulticia ajena, optamos por lo segundo. Así que nos encaminamos al hotel Palacio de los Arenales para quitarnos el regusto amargo tomando allí un refresco. ¿Conocen el sitio? Sorprendente. La puesta de sol y las cigüeñas. Muchas. Todas las que solían vivir allí cuando el palacio estaba por los suelos y alguna más que estrenaba nido como quien estrena pareado en una urbanización de lujo.

Nos dejaron sin fluxus pero a cambio hicimos un gran descubrimiento.

Ana Pérez García **

Cáceres