TPtensé que se trataba de la relación entre las toses y los conciertos sinfónicos. Pero el artículo Música al borde de la ciencia que firma R. Climent en la revista Crea de la Sociedad General de Autores, habla de un experimento realizado en Irlanda por el doctor Quan Gan del departamento de ingeniería química de la Universidad de Queenús y que bajo el título de Oxidising the spectrum trata del sistema de organización de un conjunto de microbios para conseguir un grado de expresión musical mediante la manipulación biológica a través de las nuevas tecnologías en el entorno de un jardín botánico. Oxidising spectrum es una composición musical, una instalación sonora que explora las posibilidades de la microbiología electroquímica como herramienta creativa en el entorno compositivo. Mediante una cámara de combustión de microbios (Microbial Fuell Cell) se cultivan micro-organismos con la finalidad de producir micro voltajes. Controlando la producción de ese micro voltaje, se controla la posibilidad de expresión musical del sistema. Que la cosa funciona, no hay duda. Dice el doctor Gan que si alimentáramos con glucosa enriquecida la Saccharomices Diastaticus, responsable de la altura del volumen, podríamos anticipar un repentino descenso inmediato en la frecuencia media de su conjunto de voces (¿?).

Me voy a ahorrar las conclusiones porque éste es un periódico serio. Pero no me resisto a una de ellas, aquella en la que el señor R. Climent aboga para que en un futuro no muy lejano, se apliquen estas técnicas de forma normal y se asiente un nuevo lenguaje musical. Que tomen nota los de la Filarmónica para próximos festivales musicales.

*Dramaturgo y director del Consorcio López de Ayala