A Rivera se le van viendo las vergüenzas. No me refiero al cartel en que aparecía encuerado, allí, al menos, se tapaba las partes pudendas. Ahora le revientan las costuras de los calzones de apretados como los lleva. A Ciudadanos le sopla el viento por salva sea la parte. A la deriva, lo mismo dan un sí por un no, que un no por un sí. Prometer y mal cumplir. Hasta ahora les ha valido con pregonar buenas intenciones, pero ya no. La escuadrilla naranja va teniendo edad como para dar la cara. Están jugando con fuego y el jueves se quemaron. Liberales de ocasión, han preferido el sucio enredo político a cumplir con la palabra dada, y lo que es peor, a defender los intereses generales. Como bufoncillos le han reído el privilegio a los estibadores. Todo por nada, por un minuto de política basura. Liberales, como todos los liberales, a conveniencia. Lameculos de la aristocracia del puerto; mucho hablar de los chavales que tienen que emigrar y que siga la mafia avasallando los muelles.

Es evidente que a las playas, tanto de Podemos como de Ciudadanos, arribaron los náufragos de los grandes partidos. Desechos de tienta, fuleros, culos de mal asiento, caraduras y, también, no lo niego, algún que otro idealista desencantado. Con la careta puesta para no parecer demasiado peperos, nadar y guardar la ropa. Tanto dar vueltas, más desorientados que una peonza, se les ha mudado la regeneración en frivolidad. En Murcia sí, en Plasencia no. Por cierto, caradura entre los caraduras el presidente murciano. No se puede negar lo evidente. El mismo charco de medias verdades en que Victoria Domínguez chapoteó el pasado jueves ante las cámaras de Canal Extremadura; once minutos por los cerros de Úbeda, Santa Bárbara placentina, para no reconocer lo obvio. Descorazonador.

Mal también en Badajoz al hilo de la muy podemita moción de censura presentada por Ricardo Cabezas. Marrullería política consistente en echar cacahuetes a los dos concejales de Ciudadanos poniéndoles en el brete de rendir banderas indecorosamente. Cacahuetes. Denuncias a medio gas, de menudillo: una que no llega a entera y la promesa de otra. Lo lamentable es que tales concejales llevan dejándose querer desde el primer día. Con cara de pasmo, pero dejándose querer. Ya se sabe que en política no hace falta ser Adenauer para liarla parda. Ciudadanos en Badajoz no pasa de ser macana de retales: viejos conocidos, eternos rivales, derbi local, cuentecillas pendientes,… Cuatro ideas cogidas con alfileres y de las cuatro, tres que no pasan de asuntos propios. Cabezas es un muchacho simpático y bienintencionado al que se le escapa el tren. Teme más no ser candidato en 2019 que a quien quiere serlo y le empuja a este despropósito. Cabezas hace lo que antes hizo Vara. A Vara aquella moción de censura del 14 le dio el aire suficiente como para aguantar a que llegara la ambulancia. No es el caso. Están los dos sin partido, los dos con el traidor echándoles el aliento en el cogote. Lo malo para el socialismo pacense es que Cabezas en realidad no le ha puesto la moción de censura a Fragoso sino al propio Vara. Si estuviera por aquí Celdrán se los merienda a los dos, a Cabezas y a Borruel. A Borruel primero, claro. Fran, algo menos caníbal, no creo que se atragante con el hueso de una aceituna.

Ciudadanos tiene que desprenderse del narcisismo del cisne. Como a Mao Zedong, le espera una larga marcha; en este caso huyendo, no de Chiang Kai-shek, sino de sus propios frikis. Naranjas podridas. Buscando la otra orilla, la de la madurez, la del sentido común. Lo malo es que para entonces se le haya pasado el arroz, y la gente prefiera, puestos a votar derechas, votar a la derechona de toda la vida.