En Doñana se descansa y se trabaja muy bien, rodeado de la familia y de la madre Naturaleza. Seguro que el presidente en funciones pergeña un buen Gobierno y una buena combinación político-institucional. Tiene gente bien preparada. Tiene la libertad de haber ganado las elecciones del 9-M en condiciones muy favorables y cuenta con una moratoria de improperios y atrocidades que a él le relaja mucho.

Nadie le va a poner peros ni limitaciones. Cuenta con el PSOE más unido y pacificado de la historia y con una imagen pública envidiable, frente a la sostenida baja valoración de Mariano Rajoy. Es posible que la investidura y los pactos de gobernabilidad le sean más fáciles que a ningún otro presidente sin mayoría absoluta. Seguro que en Doñana toma decisiones acertadas y juiciosas y no sufre la tentación de meterse en más charcos de los demasiados en que se metió en la anterior legislatura.

Mucho peor lo tienen en el PP, donde, como acabamos de ver, todavía son posibles espectáculos tan atroces como la entrevista de José María Aznar en la BBC, que no me creí hasta que la escuché y la leí varias veces. La reacción de la diputada catalana del PP Montserrat Nebrera es el único gesto en contra que conozco desde el interior de ese partido, que tendría que haberse levantado como un solo hombre/mujer para desautorizar radicalmente aquella gravísima ofensa a la memoria de todos, a la dignidad y a la verdad y también al respeto a su propio partido, del que es presidente de honor y de la FAES.

Si Rajoy se traga ésta, como parece haber hecho, muy mal futuro se le puede augurar, pues demostrará que sigue igual, sometido a la sombra de su antecesor y nombrador e incapaz de agarrar el timón y coger al toro por los cuernos. El panorama del PP es desolador, cuando nos hace falta un partido de derechas razonable y capaz de actuar en la normalidad política.

*Periodista.