Cuando era pequeña, mi parte preferida de las fiestas de Navidad era pasar tiempo con la familia y amigos, comer en abundancia y contemplar las maravillosas luces intermitentes del árbol de Navidad.

Hoy, siento que la bonita tradición se ha reemplazado por otra tradición que sólo se preocupa de transacciones monetarias.

En lugar de pasar tiempo en familia, la temporada navideña se ha convertido en una excusa para comprar.

Comprar cualquier cosa. Para las empresas las vacaciones no son más que una estrategia de marketing para vender más coches, más joyas, más, más y más.

¿Es el nuevo objetivo de la tradición navideña española gastar dinero?