Si no hubiera sido bastante escarmiento, sobre todo a quien le ha tocado la china, los fraudes y engaños que ciertas ONG´s han venido realizando en los últimos años, hace unos días he recibido en mi casa una carta muy emotiva enviada por una presunta discapacitada, que con un simple pincel y su pie, me dedica una misiva para convencerme de que tengo que felicitar la Navidad con las tarjetas que la asociación a la que pertenece ha realizado con mucho esfuerzo. No conformes con esto, se permiten el lujo de adjuntarme media docena de estampas, tres tarjetas para regalo y un formulario para que le ingrese la cantidad de 8,40 euros por los servicios prestados, y supongo que para que el negocio salga redondo, sobre todo para el bolsillo de quien ocupe la cabeza de todo este presunto entramado que parece haberse montado con la excusa de la Navidad, al menos esa impresión es la que da cuando se recibe este compendio de información, producto más bien de una estrategia de marketing bien estudiada que de una asociación sin ánimo de lucro, la cual, por cierto, tiene una web bastante bien montada para adornar y complementar tan sugerente fórmula de realizar sus recaudaciones.

No dudo de que esta asociación exista realmente, ni siquiera pongo en duda sus fines y labores sociales, lo que sí me ha llamado poderosamente la atención es que en ningún lugar he logrado ver el número de registro de la misma, ni tampoco se menciona en la autorización bancaria concepto alguno. Lo que más me duele y por qué no decirlo, me enoja, es que se utilice a las personas con discapacidad --como moneda de cambio y trasfondo para encubrir una estrategia comercial, por no decir mercantil-- y de paso se tiente a las personas, sin que estas hayan dado su consentimiento ni facilitado sus datos personales. Realmente, detrás de todo esto, presuntamente ha de esconderse un entramado de negocio tan oscuro, que ni ley de protección de datos ni nada. Todo es posible con un poco de rostro y unas personas solidarias.

*Técnico en Desarrollo Rural