Me entero por Carmen Rigalt --sarcástica y maligna-- de que se ha abierto la veda contra Jesús Neira . La Rigalt critica que el título de profesor le aporte un vanidoso lustre aunque Neira impartiera docencia en la Camilo José Cela antes de su terrible paso por la UVI. Infiero que ella --¿le parecerá mal que la llamen escritora?-- repudiará también que a Garzón se le llame juez, a Willy Toledo actor o a ZP presidente. El caso es que en su columna no sé si calumnia, pero sí que difama a Neira. Ha indagado sobre su vida pasada lo suficiente como para contar íntimas maldades y le niega con desagradable encono toda legitimidad para luchar contra la violencia de género. El señor Neira era un desconocido hasta que saltó a la fama por el hecho admirable de defender a una mujer de la brutalidad de su pareja. Se convirtió en un héroe moderno cuando pasó meses al borde de la muerte. La entereza de su mujer y su largo calvario conmovieron a toda España y devino en un preclaro ejemplo. Mientras permaneció mudo luchando por su vida atado a la cama del hospital todos le admiraban, fue una leyenda viva que incluía elementos ideológicos y románticos como la resistencia de su esposa, católica convencida, a desengancharle de las máquinas que le mantenían con vida. Al término de su Vía Crucis la entrevista de Gloria Lomana constituyó la bomba informativa del momento. Su posterior y creciente protagonismo mediático rebeló pronto una personalidad verborreica y lenguaraz. Esperanza Aguirre , con su oportunismo genético, le nombró presidente del Observatorio para la violencia de género, pero hoy la incontinencia verbal y la falta de mesura hacen de él un personaje incómodo. Le he escuchado en tertulias próximas a la televisión basura barbaridades que ignoro si se deben al golpe recibido. Su acto fue valiente y ejemplar. Su sacrificio merece un respeto. Por eso lamento que el Quijote que pudo ser más bien recuerde a la bella dama del chiste que, silente ante los infinitos requiebros del príncipe para que hablara, respondió al fin: ¿pa qué, pa cagarla?