La izquierda ha ganado las elecciones municipales en Francia. Para ser exactos habría que añadir que más que una victoria de las huestes de Ségoléne Royal y Bertrand Delanoe (alcalde de Paris), ha sido una derrota de Nicolás Sarkozy . Los comicios municipales han sido el fielato en el que los ciudadanos le han pasado la factura de su reciente y creciente impopularidad.

En menos de doce meses, el presidente más votado en los últimos cincuenta años ha perdido el apoyo de la mitad de los ciudadanos que le auparon hasta la Presidencia de Francia.

Y no parece que hayan sido las reformas que han recortado algunos de los privilegios de los millones de funcionarios que tiene la República --reformas que dieron pie a diversas huelgas--. No. La caída de la popularidad de Sarko hay que buscarla en el exhibicionismo con el que zanjó su crisis matrimonial. La ruptura con Cecilia Albéniz , su primera mujer, y la boda con Carla Bruni , su actual esposa, por obra de su forma de llevar las cosas, han convertido al político en carne de paparazzi y alimento de la prensa rosa.

La Francia conservadora, no por ser cosmopolita, es menos conservadora. Ver a su presidente convertido en portada de las revistas del cuore desagrada a la mayoría de sus votantes. Además, están los problemas reales del día a día para los cuales la política de Nicolás Sarkozy y de Fillon , su primer ministro, no acaban de encontrar remedio.

Paradojas de la vida: Nicolás Sarkozy, cuando era un astro de la política, arrasaba en popularidad; ahora que es uno de los protagonistas indiscutibles del star system , se ha estrellado. Así es la vida.