Me ningunean, me menosprecian, me mienten y me venden la moto, tuneada.

No crean que solo me estoy refiriendo a los políticos de este país, que también. Hay una larga lista de ninguneadores, cada uno con su forma de ninguneo y que por razón de espacio y lugar, voy a extractar. Por supuesto que la baza mayor se la llevan los políticos (sálvese el que pueda) los servidores del pueblo je, je. Su ejemplo da alas al resto de angelitos que pululan por los diecisiete reinos de Taifa en que han convertido este país. Después de prometerme el oro y el moro, veo como sólo me llega el pobre moro, y el oro se lo embuchan, cuando no lo despilfarran. Luego vienen sus cortes reales, como la banca, que sólo está a lo que pilla y me cobra hasta por respirar. O las grandes compañías, como las eléctricas, con sus "lecturas estimadas", siempre por encima de la real, cobrándome por adelantado lo que voy a consumir, o no, en el futuro. O la Seguridad Social con su Servicio de Urgencias que cubren con los pobres MIR en turnos de 24 horas, que si tienes la mala suerte de que te toque un médico al que veas con los ojos rojos y dando cabezadas, como harto de porros, mejor que te quedes como estés y salgas corriendo, porque es que el hombre ya no puede con su alma. Y por terminar, esas grandes superficies, que me ofrecen en bandeja primorosa toda clase de artículos a un precio diez o veinte veces superior al que pagaron en origen, haciéndose los amos del principio y final de todas las cosas. La edad me salva de otro ninguneo moderno que utilizan los padres de estas nuevas generaciones con sus hijos pequeños. Los llaman campeones y les aplauden cuando terminan con la última gota del medio litro de leche con colacao, que se meten entre pecho y espalda. A mí, en mis tiempos, este ninguneo no me hubiera importado, mira tú, y no por lo del campeón, precisamente.

Y dicho esto, quiero que primero levanten la mano todos aquellos que se sientan ninguneados y después los que no, aunque me temo que habrá que considerar una tercera opción para los ninguneadores-ninguneados.

Francisco Carmona Calvo **

Badajoz