Ultimamente tengo en la cabeza una amalgama de sensaciones difícil de explicar y estas cosas o las sacas cuanto antes o como diría mi hija con su vocabulario de cuatro años, "ahora a ver quién lo desestroza". Veamos: mis padres me educaron en el convencimiento de que Jesucristo ha sido el Ser más sublime que jamás haya pisado nuestro maltratado planeta. Según ellos, Jesús entregó su palabra sin esperar nada a cambio, la entregó porque para eso había venido y cuando se tuvo que ir, se fue sin esperar tampoco grandes apoyos en sus últimas horas, pues bien sabía de la cobardía de la raza humana. En el colegio Licenciados Reunidos, don Francisco Ciborro me dio siempre la visión de un Jesús tierno, bueno y paciente, exactamente igual a la que me daban mis padres en casa. Después en el instituto Hernández Pacheco, un sacerdote al que todos llamábamos Padre o Wanamino (estábamos en esa edad), nos daba una versión exactamente igual, Jesús era una Persona/Dios buena, justa, tierna, paternal y todo o casi todo paralelo a lo que me enseñaban en casa. Bueno, pues si esto es así y tanto mis padres como los distintos docentes religiosos, todos ellos católicos, que he tenido en mi vida me lo han enseñado así, ¿por qué cada día me encaja menos Jesús con la Iglesia católica, Apostólica y Romana?, ¿por qué cada vez que me hablan de la iglesia me imagino a un hombre con la mano extendida pidiendo, y no precisamente que se la estreche?, ¿por qué han puesto una taquilla en la entrada de la concatedral de Santa María?, ¿por qué cientos de misioneros y misioneras católicos que se desviven por esos mundos de Dios y no me duelen prendas en reconocerlo, tienen que malvivir intentando sacar a adelante a pobres desgraciados con unos medios ridículos mientras la alta alcurnia vaticana se mueve en sus negros cochazos, alguno hasta blindado?, ¿de qué quieren protegerse?, ¿es que Jesús se protegió de alguna manera?, ¿es que puso una taquilla para cobrar al que quisiera pasar al monte de los olivos?, ¿o es que realmente no debemos confundir a Jesús con el Vaticano?

Ricardo Hernández Martín **

Cáceres