WLwa comisión municipal de Seguimiento del Plan Especial que afecta al patrimonio histórico de Cáceres se reunió ayer para discutir sobre el proyecto presentado por los arquitectos Tuñón y Mansilla del hotel-restaurante que Atrio pretende hacer en la plaza de San Mateo. El resultado fue contundente: 8 votos en contra y dos abstenciones. Los argumentos dados por los comisionados son de orden estético, pero sobre todo legal. Es decir, tal como está ideada, esa iniciativa, según ellos, no cumple la ley porque, entre otros extremos, impone nuevas alineaciones e incrementa alturas no previstas, es decir, invade espacios públicos. Sería un error, por tanto, situar esta polémica --en la que gran número de cacereños están participando, y sólo hay que ver que hay recogidas más de 5.000 firmas-- en el plano estético y, mucho menos, en el de la disyuntiva modernidad o conservadurismo rancio, donde algunos sectores la han intentando colocar, sino en el más objetivo y justo de cumplimiento de la ley. No se trata, por tanto, de una discusión estética, sino en todo caso y en primer lugar de un asunto legal. En este contexto, es de sentido común que no se siga adelante con el proyecto, como se desprende de las declaraciones a este periódico de uno de sus autores.