Cuando creíamos que nada podía ir peor, nos confundíamos. Si la semana pasada les hablaba del mes negro sufrido con el cierre de seis quirófanos en el hospital San Pedro de Alcántara, de los cierres de las consultas, laboratorios y pruebas diagnósticas en los hospitales extremeños durante el puente de diciembre, de la inundación en la planta de Neumología en el hospital Infanta Cristina de Badajoz, del malestar de los profesionales en las áreas de salud de Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia por la desorganización imperante, hoy les tengo que hablar de un nuevo hecho gravísimo que se suma a todo lo anterior, y que viene a corroborar que la Junta de Extremadura vive ajena a la ciudadanía, a los profesionales y a los usuarios del sistema de salud.

Desgraciadamente, tenemos que lamentar un brote de hepatitis C en el hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres.

Cuatro personas que se estaban sometiendo a un tratamiento de diálisis han sido contagiadas con una enfermedad grave que puede llegar a ser mortal. No es mi intención ser alarmista con temas tan sensibles y delicados como estos, pero sí es necesario advertir a la Junta de la gravedad de lo sucedido, sobre todo cuando se ha ocultado durante un mes a los pacientes de ese hospital, a la ciudadanía en general y a la Asamblea de Extremadura, donde el gobierno de la Junta debe rendir cuentas.

Por eso en jueves se solicitó una comparecencia del consejero para que lo explique a todos los extremeños, quienes nos hemos tenido que enterar por la prensa, que personas que entran con una enfermedad en un hospital salen con otra bien distinta.

Se ha ocultado información y previsiblemente se nos ocultará la verdad, porque es inaudito que un presidente de la Junta de Extremadura y un consejero de Sanidad se hayan acogido a un póker de respuestas sobre el que gravitan insistentemente: «es culpa del PP», «es mentira», «es una campaña orquestada», «todo funciona con normalidad», entremezclando incluso la primera con la cuarta, en una puesta en escena más propia de Benny Hill, dicho sea con todos los respetos, que de alguien que debe ofrecer soluciones y respuestas y asumir responsabilidades.

No puede ser culpa del PP unas moscas después de un año y medio de gobierno cuando el ciclo vital de la mosca es de entre 15 y 28 días. Ese es el reconocimiento del fracaso.

No es una campaña orquestada el desecho de todos los suministros de sangre almacenados por una avería de las neveras en el mismo hospital de la hepatitis C, ni que en el nuevo centro de salud de Mérida todos los días tienen que decir a más de 20 personas que no pueden tener médico de cabecera por falta de personal, ni que también en Mérida se cancelen las consultas del sintrom por falta de personal.

No puede ser mentira el cierre de los hospitales y no funcionan con normalidad cuando durante los días laborales del puente han atendido 38 consultas al día en cada hospital. No puede ser.

* Diseñadora gráfica y diputada del PP