WEwTA hizo estallar ayer siete bombas en cuatro comunidades autónomas, advirtiendo, justo en el Día de Constitución y tres días después de la cadena de explosiones en Madrid, de que aún tiene capacidad criminal incluso tras la detención de decenas de terroristas durante el último año. La banda no renuncia a intentar que el debate político sobre la reforma constitucional y estatutaria esté mediatizado por su amenaza violenta.

Las acciones de ETA son significativas por el momento y por los lugares elegidos. Tres semanas después de que Arnaldo Otegi asegurase que optaba por la "vía pacífica", pero sin condenar la violencia, los terroristas han lanzado con sus artefactos un mensaje que complica los planteamientos de la ilegalizada y poco autónoma Batasuna. Y cuando el independentismo catalán de ERC colabora, pese a los recelos e incomprensiones mutuas, con el proyecto de la España plural de Rodríguez Zapatero, la banda vuelve a excluir a Cataluña de sus objetivos.

Los llamamientos a la unidad ante el terrorismo y a no dejar que éste dicte la agenda política no pueden quedar en palabras. Todos los partidos tienen el reto de no caer en una trampa que envenene la relación entre los españoles.