Policías españoles interrogaron a dos decenas de prisioneros marroquís en Guantánamo meses antes del 11-M, durante el gobierno de José María Aznar . Lo hicieron al margen de la legalidad internacional, sin orden judicial, sin salvaguardar sus derechos de defensa, en una cárcel ilegal en la que se les torturaba. Una vergüenza. Ayer Acebes , ministro del Interior en aquella época, guardó silencio sobre el asunto. Mariano Rajoy dijo desconocer la operación y, desairado, despachó el asunto con un "estoy en otras cosas, no estoy ni en Felipe V ni en los Suevos ni en lo que pasó en España hace muchos años", y remató el argumento con un castizo ¡coño!

La explicación es de chiste. Los hechos ahora desvelados se sitúan en 2002, época en la que Rajoy era vicepresidente del Gobierno y no reinaba Felipe V. Resulta curiosa, además, la pasión selectiva por la Historia que exhibe el líder de la oposición, que hace sólo unos días, cuando anunció el enésimo giro al centro de su partido, situó su modelo de país en la Constitución de 1812. Pelillos a la mar...

XLA GUERRAx global contra el terrorismo promovida por Bush ha dinamitado las bases de la legalidad internacional y eso ha hecho que algunas de nuestras democracias hayan dejado pelos en la gatera. Los interrogatorios irregulares de policías españoles en Guantánamo deben ser investigados, como los vuelos irregulares de la CIA sobre los que acaba de pronunciarse el Parlamento Europeo, que sobrevolaron también nuestro país en tiempos de Aznar y del actual gobierno Zapatero . El Parlamento sería un buen lugar para hacerlo.

Al margen de la ilegalidad de los interrogatorios de Guantánamo, llama también la atención su ineficacia. Mientras se buscaban pistas sobre la red de Al Qaeda en España al otro lado del Atlántico, sus terroristas preparaban con comodidad el mayor atentado de la historia de España. Y lo hacían aquí porque, como dijo posteriormente Aznar en el Congreso, "no había que buscar en desiertos muy lejanos".

Ahora se inicia el juicio por aquella brutal matanza. Deberíamos estar orgullosos del funcionamiento de nuestra justicia en este caso. La instrucción del sumario es un ejemplo para aquellos otros países tocados también por la violencia islamista, incapaces de llegar tan lejos en la investigación de los atentados como aquí se ha llegado. Como dijo Acebes siendo aún ministro del Interior en funciones, los principales responsables de la matanza están muertos o detenidos. Ahora, estos últimos se sientan en el banquillo y hay pruebas abrumadoras contra ellos. No serán llamados como testigos la Orquesta Mondragón, ni los fabricantes de ácido bórico ni de mochilas. Pero sí los tres etarras que han solicitado los presuntos culpables y la última pericia sobre los explosivos. Para no dejar ningún cabo suelto y preservar el derecho de defensa de los acusados.

Llegar hasta donde hemos llegado ha sido posible, entre otras cosas, gracias a la eficacia de los cuerpos de seguridad bajo el mando, todavía, de Acebes. Podría ahora celebrarlo y exhibir sus méritos. Pero desde hace tiempo él y su partido han optado por otro camino. Una lástima.

*Periodista