XExl premio Nobel de Medicina 2005 ha sido para los investigadores australianos Barry Marshall y Robin Warren por el descubrimiento de la bacteria Helicobacter pylori y su asociación al desarrollo de la úlcera gastroduodenal y de gastritis. Este descubrimiento ha cambiado la historia natural de la úlcera péptica y de la gastroenterología actual.

Hasta 1982, cuando se descubrió la bacteria, se consideraba que los principales responsables de la úlcera péptica eran el estrés y el estilo de vida, que provocaban un exceso de ácido gástrico, dañando la mucosa gástrica y provocando la gastritis y las úlceras digestivas. El exceso de ácido se consideraba fundamental y los tratamientos se dirigían básicamente a inhibir esa secreción excesiva. Así se recomendaban diversos tipos de dietas, el clásico bicarbonato de nuestros abuelos, los antiácidos y tonificantes gástricos . El gran avance lo constituyeron los fármacos inhibidores de la bomba de protones, el Omeprazol. Estos fármacos inhiben una enzima implicada en el proceso de secreción del ácido gástrico, siendo actualmente uno de los fármacos más vendidos a nivel mundial y nacional. Sin embargo, el enfermo era ulceroso para toda la vida , con sus recaídas en primavera y otoño, y con sus posibles complicaciones, como la hemorragia digestiva.

Durante todos estos años se observaron bacterias procedentes del tubo digestivo, que eran consideradas contaminación de las muestras de biopsias gástricas. Se negaba la posibilidad de que una bacteria pudiera sobrevivir en un medio tan ácido como el jugo gástrico. No fue hasta 1982 en que de forma fortuita, gracias al olvido de unas muestras durante el periodo vacacional de Semana Santa en estufa de incubación que permitió el crecimiento de las bacterias durante cuatro días (cuando antes únicamente se dejaban 48 horas), se pudo observar la presencia de microorganismos curvos en estrecha relación con las células de la mucosa gástrica y con áreas de inflamación de la mucosa gástrica. Posteriormente, con el estudio intenso de estas bacterias y tras varios cambios de nombre (Campilobacter-like, Campilobacter pyloridis), se llega a la conclusión de que estos microorganismos forman parte de un nuevo género: Helicobacter, y en concreto la bacteria Helicobacter pylori .

El hallazgo de Helicobacter pylori provocó un cisma entre gastroenterólogos, nadie daba crédito a sus descubrimientos. Estudios posteriores confirmaron estos hallazgos provocando una revolución en el modo de tratar las úlceras. Se paso de un tratamiento de los síntomas (con inhibidores del ácido) a poder curar las úlceras en la personas infectadas por esta bacteria (añadiendo antibióticos).

Los conocimientos sobre Helicobacter pylori han evolucionado mucho desde su descubrimiento hasta nuestros días. No es sólo su relación con la gastritis y la úlcera, también se estudia su relación con los linfomas MALT y el cáncer gástrico (la OMS considera al Helicobacter pylori como carcinógeno tipo 1). También se ha relacionado al Helicobacter pylori con muchas enfermedades extraintestinales, como la cardiopatía isquémica, la urticaria crónica o la diabetes.

Inicialmente se consideraba que todos los pacientes debían tratarse. Actualmente tan importante como las indicaciones de tratar se consideran las exclusiones de pacientes que no deben tratarse. No hay que olvidar que se estima que más del 50% de la población mundial presenta la bacteria en su estómago (la más frecuente tras la caries dental).

Los métodos diagnósticos y el tratamiento también han variado sustancialmente desde el inicio. En la II Conferencia Española de Consenso sobre Helicobacter pylori se recomienda el tratamiento para curar la úlcera durante sólo siete días. El diagnóstico de la infección y el control de la infección puede realizarse mediante un test de aliento, que consiste sencillamente en soplar dentro de un tubo de vidrio o bolsa. En ese aire vemos si existe una sustancia que la bacteria produce. Tras el tratamiento se mide esa sustancia, que debe haber desaparecido si hemos conseguido eliminar la bacteria. Esta prueba dura aproximadamente 30 minutos, y no causa ninguna molestia ni tiene ninguna contraindicación, pudiéndose repetir tantas veces como sea necesario. Desde mayo de este año, los resultados de esta prueba pueden determinarse en el hospital de Cáceres, sin necesidad de remitir las muestras a otros laboratorios en Madrid, teniendo el resultado en menos de 10 minutos. Helicobacter pylori ocupa actualmente buena parte del tiempo de los Congresos de Gastroenterología, miles de comunicaciones científicas, capítulos de libros y revistas científicas nacionales e internacionales, e incluso, se realizan reuniones únicamente dedicadas al estudio de esta bacteria. Ha revolucionado el pronóstico y tratamiento, de forma que la úlcera péptica ya no es una enfermedad crónica sino un trastorno curable siguiendo una pauta de antibióticos y de inhibidores de la secreción ácida durante corto tiempo.

*Médico Especialista en

Aparato Digestivo del Hospital

San Pedro de Alcántara