WLw a crisis del sector del porcino ibérico se debe a dos factores, principalmente: el aumento del precio de los piensos, que hace que sea más caro criar un cerdo que lo que se obtiene de su venta, y la proliferación de productos, con el marchamo o la etiqueta de ibéricos, que en realidad no lo son. Desde el pasado año existe una norma de calidad --muy precisa y que tiene en cuenta la raza del cerdo, su alimentación y su forma de cría--, con la que se pretendía poner en valor los productos de excelencia y dotar al consumidor de una información fiable. Se pusieron muchas esperanzas en la norma (incluía hasta los términos municipales donde se crían cerdos ibéricos), pero su aplicación no ha tenido los resultados esperados. Tanto es así que ayer el consejero de Agricultura, Juan María Vázquez, hizo una advertencia a la ministra Elena Espinosa para que hiciera cumplir la norma de calidad, que sirve de protección al sector ibérico extremeño. De lo contrario, Extremadura, de acuerdo con los productores, creará un sello propio que regule y certifique los productos ibéricos.

La decisión del Gobierno regional es lógica y comprensible, pero es también la constatación de un fracaso. En España somos muy amigos de hacer normas, leyes, establecer requisitos...que luego en la práctica no se cumplen o se cumplen al ´hispánico modo´, es decir, según y cómo. Eso es contra lo que tiene el Gobierno central que luchar, porque confiando en la norma de calidad, pensando en que tras ella estarán protegidos los productos extremeños, hay muchas inversiones y muchos empleos...que ahora están en el aire. Si es que todavía están.