La edición de Extremúsika que tuvo lugar el pasado fin de semana en el hípico de Cáceres ha acabado con notable: miles de personas llegadas desde toda España han disfrutado de la música en dos jornadas tan maratonianas como inolvidables y no se han registrado incidentes reseñables. Ni siquiera los que en ocasiones son inevitables por el mero hecho de concentrar a 20.000 personas en un recinto. Hay que felicitar a la organización, al ayuntamiento, a los grupos y, sobre todo, a la gente, que sabía lo que quería: divertirse oyendo su música y no dar ocasión a crearse problemas. Ha sido, también, un éxito para la ciudad: los hoteles, llenos; los bares, también, y en algunos supermercados había más gente de lo habitual haciendo cola. Extremúsika debe ser también recordado como una ocasión de romper el tópico de que allí donde haya jóvenes va a haber bronca. Pues no.