El pasado sábado llevamos a nuestro hijo a la pista de hielo, para pasar 45 minutos disfrutando de esta novedad que tan buena acogida ha tenido en nuestra ciudad.

Con toda la ilusión que prometía la tarde nos acercamos hasta allí, pero observamos determinadas anomalías que desgraciadamente nos tocó vivir.

Primeramente, la pista ocupa un espacio bastante reducido para la cantidad de gente que quiere ocuparla y poder patinar correctamente. Segundo, la mala organización permite que en la pista cada vez haya más y más gente sin que nadie abandone su recreo en la hora que le marca el ticket que compras en la taquilla. Por tanto, en lugar de ser una pista de patinaje se convierte poco a poco en un corral de cabras (disculpas a los patinadores). Tercero, no hay vigilancia por parte de las personas que allí se encuentran trabajando. Cuarto, no hay equipo de socorro que pueda echar una mano en caso de emergencia.

Me parece bien que en Cáceres haya novedades y que todos las disfrutemos pero cuando se contrata un tipo de diversión debería ser con todas las garantías para que realmente sea una diversión y no pase a ser un fastidio para las personas que sufren las consecuencias.

Deberían vigilar por la seguridad de todos los ciudadanos y no permitir que un negocio que lo único que ve son los euros se salte horarios y descontrol en la cantidad de personas que acceden a la pista, sin tener cuidado de las personas.

Llevaba solamente 10 minutos patinando cuando alguien mayor se le cayó encima, provocándole una fractura en la muñeca izquierda y el mareo que le provocó el dolor, teniendo a cambio un tubo de trombocid y una botellita de agua sin recibir a cambio ni una simple disculpa.

CARMEN TEJADA. Cáceres