Autor teatral

Hay muchas formas de morir, pero cualquiera de ellas no tiene la más mínima importancia, porque fiambre el perro se acabó la rabia. Otra cosa es la agonía, la congoja, la aflicción: el acojono en sí. Calamonte se mueve en un susto de 2.000 personas que se echan a la calle para conjurar a tantos fantasmas identificados, que desvalijan casas, comercios e intimidades con total impunidad. Gregoria --para los medios--, para mí Gori, dice tajante con su alta hechura de valentía: Basta ya . Por eso y también la muerte es broma, casi una anécdota apetecible para la agonía de las mujeres atiborradas de hostias y miedo. Las que huyen intuyendo el fin, que el cabrón de turno les hará llegar, porque no eres mía . Alivio para descansar, aunque el ansia de vida se les escape por el cuello degollado.

Muertes que son nimiedades, porque la congoja es la que te hace perecer. Muerto el perro... Otras muertes --todas-- son un sin sentido, aunque sean la consecuencia de un efecto: si estoy vivo... muero. Peor que de Bótoa, los soldados y soldadas se llevan la agonía cargada en sus mochilas hacia Irak, va un abismo. Eso no es muerte, sino la demencia de salvapatrias (¿?) de un cretino. Quien arriesga la sangre de los otros con tanta alegría es, o porque la suya no va en ella, o porque la arriesga en un Ferrari a 200 km/h. Todos hemos tenido multas y ¿quién no ha tenido un Ferrari a las 25 primaveras? La edad. Sin embargo, estos de la BRIMZ (Brigada Mecanizada de Infantería XI, con sede en Bótoa, Badajoz) han aparcado sus cochazos y van a cristianizar a los infieles. Lo peor, que no son voluntarios, que la voluntad ordena, y a eso no hay nada que decir. Eufemismos, metáforas rizo al rizo para convencerles de heroicidad. Pero sólo muchachos y muchachas enfrentados a la rabia de turbantes locos que piden venganza. Todas las guerras son injustas, pero en el 36 los muertos de uno y otro bando eran hermanos, que es lo peor que se puede pedir, porque no hay más odio posible que los que comparten sangre. Había un ideal, un viñedo y un huerto por el que perecer. Así de racional y así de real.

Pero no sé qué coño pinta uno de Montehermoso o de Calatayud en Tikrit o en Bagdad. O sí, y es mejor no pensarlo. Dijimos muchos No a la guerra , y no por una intifada de progres occidentales tosiéndose la conciencia para esputar la culpa. El no fue por un mínimo de inteligencia; porque no nos arrastraran, aunque fueran en las Azores, tres estadistas de estados mierda. Aunque fuera por joder el abrazo de Judas que un imbécil terrateniente le daba a su aparcero. Ni por esas lo conseguimos, pero España --hoy-- no ha perdido el paso de la historia. O no la ha perdido él, para que quede en los libros que luchó para la paz. ¡Joder!, si por eso fuera seríamos terminator en países negros que no hieden a petróleo.

Nunca quisiera llamar a la suerte, porque nunca te visita si no la incitas. Espero que vuelvan todos. Para que vivan la agonía de una hipoteca, que es la suya en Mérida o Badajoz. La congoja de los hijos haciéndoles un botellón . La aflición hoy y la dicha mañana de una tierra que es su tierra. No hay más. ¡Suerte muchachos/as!