El acuerdo entre Gobierno y sindicatos, que ahora tiene visos de ampliarse a la patronal y a los partidos políticos de la oposición, puede resultar mucho más amplio de lo inicialmente previsto. La prolongación de la vida de las centrales nucleares entraría también en el paquete negociador y, curiosamente, sindicatos y PP coinciden en la necesidad de que se revise el cierre programado de determinadas centrales que ya recibieron el visto bueno del Consejo de Seguridad Nuclear.

En cualquier caso, como ya adelantó el ministro de Industria, Miguel Sebastián , el trato no incluiría a Garoña, cuyo cierre ya está decidido de forma inamovible para 2013. Queda por ver si el inamovible del Gobierno tiene la firmeza que ha acompañado a otras decisiones, dada la facilidad con la que el ejecutivo cambia de criterio.

Sobre todo porque lo que está en juego en esta negociación es el acuerdo sobre la reforma de las pensiones y la prolongación de la vida laboral hasta los 67 años, punto este en el que las centrales sindicales se han enrocado en su negativa. Hay pues que ofrecerles alternativas en la negociación para lograr el acuerdo.

Pese a que el PP sigue sin desvelar su propuesta de modificación de las pensiones cuando llegue al poder, un economista muy ligado a sus siglas y del que se habla como ministrable, Juan Iranzo , se atreve a vaticinar que la jubilación debería retrasarse hasta los 70 años.

Zapatero ya advirtió en su comparecencia ante los empresarios en Moncloa que las reformas pendientes, entre ellas la de las pensiones, se iban a hacer con o sin consenso. El compromiso fija la fecha de fin de mes y el reloj corre en contra de los negociadores. Pero qué duda cabe de que, en temas de tamaña importancia como los que hay planteados sobre la mesa, que incluyen no solo las pensiones sino también la reforma laboral, la negociación colectiva y ahora el tema energético, un acuerdo múltiple daría la imagen de estabilidad que este país necesita más que nunca en el exterior y no solo de cara a los mercados financieros.