Durante los últimos meses se han cruzado muchas apuestas acerca de la continuación o renuncia de Ibarra . Algunos datos objetivos habría para que alguien se cebe con las comidas y cenas que ha ganado. Porque los sorprendidos, que no sé si son tantos como dicen, bien pueden estar entre los que quisieran que siguiera a cualquier precio, entre los incrédulos debido al recuerdo de lo sucedido con anteriores e implícitos anuncios o entre quienes consideraban más fuerte su ánimo que los retos que se le imponían. Desde hace un tiempo se le notaba incómodo ante las nuevas maneras del zapaterismo y reticente con algunas de sus políticas. Probablemente de no mediar problemas de salud hubiera afrontado la situación con la misma fuerza y decisión que lo ha hecho ante otros morlacos. Pero ahora su condición era otra y ha optado por la prudencia que aconseja un episodio coronario. Porque a uno le resulta imposible aceptar que una persona joven aún no sea capaz de adaptarse a nuevas formas y nuevas ideas. Sin embargo puede decirse que ha sido inevitable. Sorprende que no se hayan escuchado clamores oficiales que le reclamen continuidad. No sé si se deberá a que lo consideran imposible, al respeto ante una decisión basada en la salud, a que haya dejado señales diariamente o a que, en el fondo, piensan que ya es la hora de otros.

XSEA LOx que fuere parece claro que nada será igual. Fundamentalmente porque estamos ante un personaje que ha teñido toda su actuación con una inconfundible impronta personal. A veces tan excesiva que se ha establecido una simbiosis entre su persona y su función. Pero sobre todo porque ha gozado de un carisma indudable y ejercido un poder que es dudoso que pueda alcanzar otra persona. Y no solo poder. Potestas , como decían los latinos.

Los socialistas, haciendo de la necesidad virtud, han llevado a cabo una exhibición de unidad en la designación del sucesor que ha impedido el afloramiento de otras candidaturas, si es que las había. Es de suponer que desde este momento se lleve a cabo una estrategia de reforzamiento del candidato por parte de los hombres fuertes del partido con el fin de unificarlo a su alrededor, blindarle y transmitirle el poder paulatinamente. Por otro lado, deberán encontrar la manera de compensar los escaños que la mera presencia de Ibarra en las listas les proporcionaba, pero sobre todo están obligados a gobernarse de otra manera porque el partido no funcionará como hasta ahora pues, aunque el sucesor tuviera la tentación de imitarle, la cruda realidad le haría desistir y adoptar otras formas. Probablemente los secretarios provinciales adquieran mayor importancia y los órganos dejen de ser meros oyentes y transmisores. Porque en estos años nadie tenía consistencia sino el ser necesario, que existía por y en sí mismo. Los demás existían en cuanto eran sostenidos por él. La guardia pretoriana que le ha rodeado tenderá a desaparecer siendo sustituida por otra cohorte. Ahí están las palabras de un hombre tan poco sospechoso y bien informado como Fuentes : "Yo pertenezco a la generación de Ibarra". Lo cual no quita para que durante un tiempo pueda ser un asidero fundamental para el nuevo candidato y esté llamado a desempeñar una labor trascendental. El relevo no será nada fácil y propicio para enfrentamientos que solo la unidad y el apoyo que le otorguen al nuevo candidato los hombres fuertes del partido podrá lograr. En cuanto al carisma y la influencia... Como dice un amigo mío: " A mí me nombran Papa y desde ese instante soy infalible".

Para el PP será una prueba con trampa. Puesto que se han escudado en la presencia de Ibarra en las listas y la supuesta trama de intereses que habría creado para justificar sus derrotas, ahora no tendrán excusas y si las urnas no les son favorables o registran menos apoyos de los que se consideran aceptables, el tiempo para la actual dirección se habrá acabado. Por otro lado no sería de extrañar que algún tapado considere que esta es su hora. Sin negar el tirón electoral de Ibarra, el PP continúa sin enterarse de que algo más debe haber para que la base sociológica del PSOE en Extremadura no solo no disminuya sino que aumente y que son algo más que personas las causas de sus derrotas.

La vida política en Extremadura ha estado monopolizada por lo que decía Ibarra, por lo que no decía, por lo que hacía y por lo que no hacía. E incluso por lo que alguno decía que le decía. Ha marcado los tiempos, ha señalado los temas a discutir. Ahora vamos a pasar de unas maneras de ejercer el poder personalistas a ¿qué? El talante de Fernández Vara dista mucho del de su antecesor y esto lleva a suponer que el ambiente será más distendido, correrá el aire y habrá más participación. El sabe que no es otro Ibarra e incluso que es conveniente que no lo sea. De manera que la proclamada continuidad no sabemos en qué se quedará. Por lo que ha adelantado parece que hay tres ideas muy claras que considera heredadas: la coherencia, la honradez y la reivindicación del puesto de Extremadura en España. Pero, si son ciertas las palabras de un socialista de pro, la nueva Extremadura , hará falta algo más. Por ejemplo ese llamamiento a todos los extremeños para sumarse a la tarea. Porque ahí nos encontrará a todos si no confunde el apoyo con la adhesión incondicional, la colaboración con la adulación y el diálogo con la sumisión. No cambies , le piden algunos. Tú, no, pero algunas cosas deben cambiar.

*Profesor