La Consejería de Educación ha dado a conocer el borrador de la futura Ley de Educación de Extremadura (Leex), que durante meses ha sido discutida con sindicatos y asociaciones de padres y al que también han aportado sus ideas especialistas en la materia. Se trata, sin duda, de una de las iniciativas políticas de la legislatura y se va a discutir en la Asamblea precisamente en un momento en que el Gobierno se está planteando un pacto educativo que saque la Educación de una vez por todas del debate político. Este hecho --el que el ministro Gabilondo esté impulsando un pacto con los grupos parlamentarios-- debe ser obligado punto de referencia en Extremadura. No solo por su significado en sí; no solo porque los dos partidos con representación en el Parlamento y sus dos candidatos, Fernández Vara y Floriano, hicieron promesa en la última campaña electoral de que impulsarían una ley educativa bajo el signo del consenso, sino porque ya nadie pone en entredicho que una de las causas del fracaso de la Educación en nuestro país desde la Constitución del 78 --a diferencia de la Sanidad, que es un éxito-- se debe a que todas las leyes que se han sucedido han sido ´de partido´ y, en consecuencia, han sido sustituidas por otra cuando se ha producido la alternancia.

En Extremadura hay tiempo y ocasión para alcanzar el deseado consenso si el trabajo de los parlamentarios se lleva a cabo bajo ese espíritu. La Leex inicia con alguna ventaja ese camino, puesto que el borrador, si nos atenemos a las manifestaciones en este periódico de los representantes de los sectores implicados, recoge un denominador común del conjunto de ideas expuestas por cada uno, de manera que ese documento se ha hecho ´con´ ellos y no ignorándolos ni muchos menos ´contra´ ellos. Es esperable, por otro lado, que la posición del PP manifestada ayer por su portavoz, César Díez Solís, en el sentido de que rechazaría el texto si ahora se sometiera a votación, se deba más al sostenimiento de una voz crítica y de oposición, acorde con su papel institucional, que a una postura ya tomada. Sería una irresponsabilidad que incluso antes de iniciarse las negociaciones en sede parlamentaria, el PP ya estuviera inclinado a votar negativamente. No sería comprensible porque hay un amplio campo para el acuerdo. Ambos partidos coinciden en términos generales en pilares fundamentales de la Leex: en la nueva estructura por distritos del sistema educativo regional, similar al de las áreas del SES; en la dotación de mayor autonomía a los centros; en el fomento del plurilingüismo y en la discriminación positiva hacia los chicos, toda vez que su abandono escolar es 11 puntos superior al de las chicas; en la mayor consideración hacia el profesorado, tanto como elemento fundamental en la tarea educativa como en la mejora de la carrera profesional... Hay discrepancias en el concepto de ´libertad de elección de centros´, pero para eso está la Asamblea, para negociar. Díez Solís ha calificado el borrador de impreciso y de no incluir compromisos concretos por parte de la Junta. Eso, en este momento del trámite legislativo, lejos de ser un problema es una oportunidad. Como lo es que la consejería no haya comprometido fondos para dotar a la reforma: he ahí otra labor que se espera de los dos partidos. Hay campo para la discusión y para el consenso final. Si se quiere.