Responsable de la Oficina Técnica Agraria de Caja Rural de Extremadura

Después de numerosos aplazamientos, demoras, retrasos y prórrogas los Ministros de Agricultura Europeos consiguieron un acuerdo para reformar la Agenda 2000. En este largo proceso se han barajado todas las posibilidades, y se realizaron todos los ajustes para alcanzar el objetivo: se ofertaba un porcentaje, se diseñaba un nuevo sistema, se cambiaba el modelo y todo esto sin perder de vista que a un país, o a un grupo, o al eje, Francia-Alemania, no le diera por procurar modificarlo, así que había que adaptarse rápidamente, y ofertar un nuevo cambio de forma de cambio de porcentaje, algo sin desacoplar, incremento de ayudas estructurales o variación de tanto por ciento con el que se cofinancian algunas ayudas.

Además con la urgencia por terminar el proceso bajo Presidencia griega, parece iluso intentar recordar el contenido del dictamen del Parlamento Europeo, o que esta revisión era, según se acordó en la cumbre de Berlín del año 99, un mero retoque, un simple ajuste del precio de intervención, en función de los mercados, y por lo tanto de la compensación que se recibe por superficie o por cabeza.

Bueno, pues ya tenemos reforma, y ahora nos queda esperar la publicación de los Reglamentos, donde se articulen los acuerdos alcanzados, para leerlos e interpretarlos, y a partir de ahí, y de las decisiones particulares que se tomen en cada Estado Miembro, poder hacer evaluaciones y comparaciones. E intentar satisfacer las numerosas dudas que surgen sobre su aplicación directa; aunque lo primero que puede colegirse es la complejidad administrativa que lleva imbuida este nuevo sistema.

Otra consecuencia inmediata es el menoscabo que sufre la idea de igualdad, de Común, entre los agricultores y ganaderos europeos: se ha abierto la reforma, se dejan muchas decisiones en manos de cada Estado, decisiones importantes como acoplar o no, qué porcentaje, qué sistema de primas ganaderas utilizar, qué hacer con el enorme porcentaje recuperado por la modulación, o como se aplicará la parte de la multa por no observar el cumplimiento cruzado.

Los puntos más significativos de este acuerdo son: en cultivos herbáceos (cereales, oleaginosas y proteaginosas) los EEMM pueden decidir mantener hasta un 25% de los pagos ligados a producción (acoplados). Alternativamente a lo anterior, si el EEMM lo decide se puede mantener el 40% del pago suplementario al trigo duro ligado a producción; el pago compensatorio se equilibra en el año 2006 en 285 euros/hectáreas; y se eliminará progresivamente la ayuda en zonas no tradicionales. Se desacopla el 50%, incluido el incremento para zonas desfavorecidas, en la prima de ovino-caprino. Se autoriza a dejar el 100% de la prima a la vaca nodriza igual que ahora, y el 40% de la prima por sacrificio desacoplada; o si el EEMM así lo determina, aplicar otra opción que pasa por mantener el 100% de la prima por sacrificio, o desacoplar la destinada a bovinos machos en un 75%. El desacoplamiento podría comenzar a aplicarse en el año 2005, aunque se permitiría, con determinadas condiciones aplazarlo; los años de referencia para calcular el pago por explotación son 2000, 2001, y 2002. En cereales no se reduce el precio de intervención, y por tanto tampoco se incrementa el pago compensatorio que queda en 63 euros/tm. En el arroz, el precio de intervención se reduce a 150 euros/tm; y el pago compensatorio queda en 177 euros/tm (102 desacoplados y el resto ligados a producción); se abandona el sistema actual de penalización por sobrepasamiento de la superficie máxima garantizada. Cada Estado Miembro recuperará el 80% de lo recaudado mediante la modulación.