TEtstamos ante un nuevo curso escolar que, como siempre, trae la inquietud de la carestía de los materiales académicos, tanto libros como equipamiento personal de los alumnos, cada vez más abundantes y de precio realmente subido. La cuestión que se plantea es que si de los 6 a los 16 años la educación es obligatoria, cómo se conjuga esto con las dificultades que muchas familias tienen para comprar los materiales que se exigen.

Las ayudas y becas que la administración educativa oferta para los casos de rentas familiares más desfavorecidas han de ser suficientes para salvar este inconveniente, y no se pueden escatimar gastos para evitar las traumáticas desigualdades que a veces se ven en los centros educativos. En Extremadura, junto a ello, tenemos la fortuna de contar con una infraestructura informática que ya empieza a dar frutos satisfactorios: un ordenador por cada dos alumnos es un recurso extraordinario para conseguir información y materiales complementarios sin gastos para el alumnado. Pero también es importante que se impliquen los ayuntamientos, a través de los consejos escolares, que algunos se niegan incomprensiblemente a crear. Como lo es --y así se está haciendo en muchos casos-- la previsión de los equipos docentes, que proporcionan materiales de sus departamentos al alumnado al que puntualmente le sobreviene una necesidad que no pueden abordar.

De ninguna manera se puede permitir que los menores sientan en su proceso educativo reglado la lacerante puñalada de las carencias básicas académicas. En ello estamos comprometidos todos: la propia administración educativa, que es la máxima responsable, pero también el profesorado, las asociaciones de padres y madres y los ayuntamientos. A estas alturas no podemos permitir que las familias más necesitadas, y en especial los niños, se vean perturbados en lo que es un derecho suyo y también una obligación.

*Historiador y portavoz del PSOEen el Ayuntamiento de Badajoz