TLto que les faltaba a los agricultores extremeños! Como si no tuvieran bastante con una reforma de la Política Agraria Común que es lesiva para sectores importantísimos de la agricultura y ganadería regionales, ahora vuelve a cernirse la sombra de la duda sobre un sistema de ayudas que, de no existir, hubiera provocado, hace años ya, un desastre imposible de calibrar en nuestra región. Esa es la trascendencia social del ´caso del higo´, en el que están involucrados el dirigente de la Coag, Luis Cortés, y tres familiares, entre otras personas, incluidas funcionarios de la Consejería de Agricultura y el director de la sucursal de Caja Rural de Extremadura en Salvaleón, y cuyo horizonte procesal no se ha concretado.

Porque de este penoso asunto se pueden hacer dos lecturas. La primera es que se trata de un proceso que afecta a los encausados y a nadie más. La segunda es que lo que se puede sentar en el banquillo es el sistema de ayudas a los agricultores, aunque hay que apresurarse a decir que, hasta el momento, en el banquillo no se va a sentar nadie mientras no lo determine la juez de Trujillo, la cual dejó en libertad con sólo moderadas medidas preventivas a los encausados.

Todo el mundo es consciente de que este segundo proceso es, precisamente, el que hay que evitar. Y de ahí que representantes del resto de organizaciones agrarias y portavoces políticos se hayan apresurado a lanzar el mismo mensaje: la cerrada defensa de los agricultores en cuanto perceptores honrados de ayudas comunitarias. Pero, por lo mismo, todo el mundo es consciente de que hay tanta duda, tanta sospecha de corruptelas, tanto signo de que el sistema de percepción de subvenciones agrarias es, en muchas ocasiones, algo así como la casa de Tócame Roque --esta misma semana la revista Interviú daba cuenta de una importante operación en Andalucía contra una trama de aceiteros dedicados a cobrar ayudas sin merecerlo--, que habría que ir mucho más allá del cierre de filas en torno a la honestidad de los agricultores y ganaderos para que el fuego que propagó a los cuatro vientos el ´caso del lino´ no se avive ahora irremediablemente con el del higo seco.

Ir mucho más allá significa tomar medidas para hacer transparentes y rigurosos --es decir, no transparentes y rigurosos como puedan serlo ahora, sino transparentes y rigurosos en grado superlativo-- el proceso de concesión de las subvenciones. Porque está en juego, nada menos, que las condiciones de supervivencia de un sector económico sin el cual Extremadura tendría un futuro harto difícil. Para evitarlo, cautelas, cautelas y cautelas. Por eso sería bueno que la Junta de Extremadura no se quedara en personarse como acusación particular en el caso del presunto fraude por cobro ilegal de ayudas al higo seco y mostrar su confianza --como debe ser-- en los seis funcionarios citados por la juez.

Es que puede no bastar, porque lo que hay que evitar no sólo son casos de corrupción, sino la más mínima mota que haga al conjunto de los agricultores sospechosos de corrupción. Y por ello debería llamar a las OPAS para conseguir entre todos un sistema sobre el que no cupiera ni la más mínima duda a cerca de su limpieza.

Judicialmente, este caso es, hasta al momento y por lo que se sabe --y con la salvaguardia de la presunción de inocencia-- el ´caso de Luis Cortés´. Es de esperar que un hombre como él, que se ha caracterizado por su capacidad para hacer llegar a la opinión pública los mensajes reivindicativos de Coag --que, por otro lado, ahí está, en medio del huracán, sin comerlo ni beberlo--, dé a los ciudadanos las explicaciones oportunas para disolver las dudas que se han levantado esta semana sobre su recto proceder. Y es que esa demostración de inocencia, no la debe hacer sólo ante el juzgado, sino ante los agricultores extremeños, su habitual auditorio durante años.

Luis Cortés, tomando una decisión inteligente, se ha comprometido a hacerlo mañana mismo. Sería bueno que dejara a un lado su versión del Cortés histrión y eficaz comunicador. Ahora el campo extremeño precisa del Cortés serio y riguroso. Extremadura está esperando su mensaje de inocencia basado en hechos. Su mensaje inequívoco y demostrable de que sí entraron a sus empresas los higos secos por los cuales obtuvo las ayudas. El dirigente agrario debe hacernos ver que no hay ´caso Cortés´. Para demostrar su inocencia y evitar la sospecha sobre el campo.