THtoy es sábado de gloria para Monago y Manzano , como presidente y secretario del PP regional que, tras su elección, deberán de remangarse, calzarse las botas, coger el azadón, labrar las tierras y trazar el nuevo destino del partido.

Un partido que en Extremadura ha sufrido demasiadas desavenencias y adversidades. Lo cual no es lo mejor ni para Extremadura ni para el Gobierno, que necesitan la presión de una alternativa de gobierno. Una de las esencias democráticas.

Las siete derrotas autonómicas deberán de hacer meditar a Monago y Manzano para abordar un compromiso con su militancia a la que deberán de levantar la moral, con el pueblo extremeño, al que tendrán que demostrar su fuerza y su capacidad para ser opción de cambio.

Para ello habrán de llevar a cabo un recorrido analítico de la historia del partido que no les ha concedido demasiados parabienes y con muchos votos desperdigados.

Entre las asignaturas pendientes del PP en Extremadura destaca la falta de unidad. O su escasa penetración en el sector rural. Pero también deben de cambiar de planteamientos y estrategias. Porque son los responsables políticos quienes deben de acercarse a la sociedad.

Esas podrán resultar algunas de las claves del nuevo PP. Y tratar de abrir las puertas a una sociedad en la que encuentran, como primer partido de oposición, un amplio respaldo.

Un partido que aspira a ser alternativa al Gobierno, con veinticinco años de oposición, debe dejarse el pellejo en el camino. Hoy, con la proclamación de Monago y Manzano como responsables del PP regional, comienza una nueva etapa.

La labor que les aguarda no va a resultar un camino de rosas. Pero esperemos que la misma, por el mayor bienestar regional, sea de lucha, reflexión e inquietudes. Y sobre todo de un firme compromiso con Extremadura.

Lo que es reconocido, para su certificación, hasta por el gobierno regional y el PSOE.