Cáceres clausuró ayer el Congreso ´El espíritu de las ciudades de Europa´ y lo hizo con su mirada puesta en el 2016. El encuentro internacional se ha presentado como posible punto de partida hacia la capitalidad cultural europea, un objetivo que aún está lejos pero que necesita ya el compromiso político, social y económico suficiente para sopesar las posibilidades reales de la ciudad.

El congreso internacional que se cerró ayer rubricó la solvencia más que demostrada de Cáceres como ciudad de congresos, una más de las innumerables bazas que se necesitan para aspirar a ser capital europea; sin embargo, las verdaderas posibilidades vendrán de la capacidad que tengan los cacereños de ir más allá del limbo de las ideas a la articulación de proyectos. El compromiso de las instituciones y entidades, aunque primordial, debe ir más allá de la muestra de apoyos y convertirse en lo que podría ser la antesala de un consorcio que aglutine todos los esfuerzos. La tarea no es fácil y, tal como señaló Rodríguez Ibarra en la clausura del congreso, la capitalidad europea requerirá convertir Cáceres en una ciudad ´modelo´. La carrera hacia el 2016 es una complicada prueba de fondo para la que, si no se dosifican las fuerzas, se corre el peligro de no llegar.