Después de elogiar a la prensa calificándola de «artillería de la libertad», la ministra Cospedal ha anunciado «la creación de un grupo de trabajo que reúna a diputados y editores de los principales medios de comunicación para estudiar la amenaza de la desinformación». Como se sabe, y perdón por la aclaración, Cospedal es ministra de Defensa, lo que explica quizá el uso de la palabra «artillería», ahora que la oirá con frecuencia y le es familiar, aunque calificar de artillería a la prensa, teniendo en cuenta la finalidad de cada una, resulte antitético, ya que donde hay prensa no hay artillería, recluida en sus cuarteles, y, como es costumbre, cuando la artillería entra en acción, el primer objetivo suele ser la prensa, tan incómoda, tan chinche.

Aunque, para antitética, claro, esa (re)unión de diputados y editores, o sea, de políticos y medios de comunicación. Incluso en democracia, o precisamente en democracia --puesto que no hay democracia sin periódicos--, los políticos suelen marcar distancia con los medios, que andan siempre fiscalizándoles lo que dicen y lo que hacen. Evidentemente, según qué políticos y según qué medios: así, el ex presidente Aznar nunca accedió a ser entrevistado en la Cadena Ser o en el diario El País, por ejemplo, mientras que la ministra Cospedal debe de sentirse a gusto en Castilla-La Mancha TV, por no hablar de TVE, tan manipulada que indigna incluso a los propios trabajadores. Será interesante, en fin, ver qué políticos (de qué ideología) y qué editores (de qué medios) forman la comisión contra las noticias falsas.

Sin embargo, la propuesta de la ministra Cospedal debe tenerse en cuenta, ya que «la amenaza de la desinformación contra la democracia» es real. Pero el problema es la credibilidad. ¿Habrá que recordar quién justificó la «indemnización en diferido» de Bárcenas? ¿O quién afirmó que «la contabilidad del Partido Popular es única, transparente, limpia...»? No hace falta. A la ministra Cospedal le falta autoridad moral para perseguir noticias falsas. A ella y a su partido. Con una excepción: que se consideren falsas únicamente determinadas noticias.