XSxalen estos días cortantes y fríos presagiando invierno. Son días pequeños que desatan un aire melancólico parecido al olvido. Una vez le escribí al invierno y le decía: "reconócete, invierno, en el olvido...," porque siempre me pareció que era el invierno un tiempo quieto donde detienen su curso muchas historias. Sin ir más lejos, a Napoleón lo detuvo un invierno en la campaña contra Rusia. Lo pienso en la mañana mientras me atrinchero bien arropada contra la intemperie y voy adentrándome en ella despacio para que no me pille por sorpresa.

Pensando en el invierno y su relación con el olvido, me vienen a la cabeza los comentarios que me ha hecho Pepi K. sobre esa enfermedad que ha aparecido en los rumiantes, la lengua azul, que para unos es un catarro de ovejas, y según otros una viremia con repercusiones económicas importantes. Dice mi amiga --que heredó un rebaño de ovejas y se lo quedó más que nada por el recuerdo, aunque también por unas rentitas que le da-- que a la tal lengua azul se la va a cargar el invierno, como al ejército napoleónico, ya que el supuesto control sanitario no ha podido con ella. Pepi está enterada porque hace cosa de un mes le avisó el pariente que le lleva el rebaño de que le habían salido algunos animales así como hinchados y con costras por el morro y que le había dicho el veterinario que eso era lengua azul y que había que declararlo. Que casi todos los ganaderos estaban igual, la comarca estaba completamente infectada. Y no solo esa comarca, sino que muchas más de la región también. Pero que habían dicho las autoridades que no era nada y que lo mejor era callarse. También decían que todo estaba controlado, pero ella lo duda. Me cuenta que había avisado para que le hicieran análisis y por allí no había aparecido nadie. Añade:

--Yo no seré muy lista, pero mi pueblo no sale en los focos declarados y virus tiene, eso está claro. Mira, cariño, avisamos y no van; pedimos vacuna y no tienen. La verdad es que morirse, morirse, mueren pocos animales. Salen algunos malos --según el veterinario afectados con sintomatología -- y a lo mejor sanan en tres días y ya está. Entonces, como avisar no vale de nada, ya casi nadie avisa. Si se muere una oveja, pues la enterramos y en paz. Dicen que todo se va a parar con el invierno, porque el mosquito muere y sin mosquito no hay transmisión. Después dirán que han sido unos brotes minúsculos, o que nunca hubo brotes. Total, como aquí todo cuela... Fíjate, me recuerdan al Retablo de las maravillas , a lo de Els Joglars que vimos el otro día en el López de Ayala, solo que al revés. En lugar de hacer creer al pueblo historias inexistentes o increíbles con el único fin del lucro de unos pocos como hacen Cervantes y Boadella, con esto de la lengua azul, que está por todas partes, nuestros dirigentes pretenden que nadie lo vea, ni ganaderos, ni veterinarios, ni ciudadanos. Me pregunto, ¿con qué fin?, ¿a quién beneficia la mentira?...

¡Ay!, Pepi, ya estás con las preguntas imposibles. Déjalo, que el invierno se apañe con sus armas heladas. Confía en él y abrígate contra el olvido como los demás en las mañanas frías.