Hace unos días nuestro presidente pedía a la sociedad civil extremeña que emitiera sus opiniones sobre la procedencia o no del cierre de las centrales nucleares y las alternativas a estas para hacer frente al creciente consumo energético, todo ello con el fin de encontrar argumentos para adoptar una posición que, según confesaba, no la tiene nada clara.

Solo unos días antes en este mismo periódico me publicaron un artículo en el que bajo el título de "La opacidad de la luz", trataba de dar algunos datos que ayudaran a formarse una opinión sobre este difícil tema, a las personas que quieran acercarse a este asunto con objetividad, evitando caer en impulsos sentimentales y teniendo en cuenta las realidades tal y como son. Uno de los temores expresados en ese artículo era el del encarecimiento que la electricidad podría tener en España, debido al mix de su generación y a las deudas acumuladas en el sistema al no haber actualizado las tarifas en su momento.

Desgraciadamente, para la industria y la economía españolas, el temor de que la política actual nos llevará irremisiblemente a un encarecimiento del coste energético, se ha visto confirmado antes de lo que cabía suponer, con una Orden Ministerial del 30 de junio, se decreta un incremento de ¡un 30% ¡ en la Tarifa de Acceso a la Red general; esta subida es ya la segunda que se produce este año: en enero, la misma tarifa subió ya otro ¡!50%¡!. Todo ello ha supuesto una subida encubierta del coste del kwh en más de un 15% para la industria; y ello en un entorno de caída del consumo y con el coste del petróleo y del gas, principales materias primas utilizadas para la producción de energía eléctrica, a unos precios de casi la mitad del nivel de 2008.

Me parece muy extraño que ningún medio se haya hecho eco de esta subida, la cual viene a producirse justo cuando nos están vendiendo que nos va a bajar el coste energético con la liberación de las tarifas de los hogares. ¿Dónde están los órganos de representación de las empresas, patronales y Cámaras de Comercio?, quienes, especialmente en una comunidad como la nuestra, solo parecen manifestarse cuando desde la autoridad se les reclama apoyo para sus decisiones; no es de extrañar que se constituyan plataformas de empresas que no ven por ninguna parte representados ni defendidos sus intereses. ¿Dónde están los importantísimos estudios que las Cámaras de Comercio han realizado siempre, como Organos Consultivos de la Administración que son?. En el caso de Extremadura no se puede quejar nuestro presidente de no tener opiniones objetivas de la sociedad civil extremeña; en los últimos 20 años se ha implantado en nuestra región un rígido sistema de adormecimiento y aquiescencia de toda la sociedad civil, incluidas las patronales, por ello ahora les resulta extraño le pidan sus opiniones y dan la callada por respuesta.

Para quienes quieran formarse una idea objetiva sobre el tema de la energía, les recomiendo que lean el interesante artículo de Jordi Sevilla, aparecido en ´El Mundo´ del domingo 12; ahí se demuestra que en los últimos 20 años la producción de electricidad en España ha mantenido, en más del 82% , su dependencia del carbón, petróleo o gas, con el consiguiente problema de CO2. Extremadura que hasta ahora mantenía un equilibrado sistema de generación, basado en centrales hidráulicas, nuclear y renovables, todas ellas sin emisión de CO2, se ha visto impulsada a autorizar también una Central de Ciclo Combinado, que, aunque por el nombre de la impresión de que no pertenece al grupo de centrales térmicas, emite CO2, al utilizar como combustible el gas natural que no deja de ser otro hidrocarburo. Recientemente, un estudio concluía que Extremadura es de las pocas regiones que podría vender derechos de emisión de CO2, al cumplir con Kyoto, ¿Por cuánto tiempo?, ¿Alguien ha calculado cuál será la situación una vez estén en producción la nueva central térmica de Mérida y la refinería?.

La demanda de electricidad seguirá aumentando, decisiones como las de incrementar de forma rápida el parque de vehículos eléctricos, supondrá un fuerte incremento de la demanda de energía eléctrica y por tanto la necesidad de generarla. La ecuación por tanto tiene variables que son contradictorias entre sí; por una parte impulsamos el consumo de electricidad en los automóviles para evitar la contaminación de los motores de combustión, pero al mismo tiempo reducimos la generación cerrando centrales que no emiten CO2; por una parte prometemos que la electricidad no incrementará de precio, pero basamos el incremento de su generación en sistemas que hoy tienen que ser primados con un complemento que equivalen a diez veces el costo de generación de las otras alternativas. Es curioso que se propugne el agnosticismo de la sociedad y al mismo tiempo se nos haga vivir en permanentes actos de fe con decisiones que aparentemente carecen de una explicación lógica.

Vivimos en una permanente contradicción, alimentada por el intento permanente de aparentar lo que "no es", pienso que el problema de la opacidad de la política energética, es fruto de una opacidad aún mas profunda, la opacidad de las ideas.