TEtl problema de las decisiones populistas es que se toman de manera tan coyuntural, tan frívola y tan oportunista que, las más de las veces y con el tiempo, tienden a estallar en las manos de sus protagonistas.

Así ha terminado estallando en las manos de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre , la decisión de nombrar al profesor Neira presidente del Consejo Asesor del Observatorio Regional de la Violencia de Género. Y no ha sido porque Jesús Neira fracasara en su cometido y en sus actividades relacionadas con el cargo que, dicho sea de paso, a día de hoy se desconocen, ni porque el político de nuevo cuño hiciese antidemocráticas e inconstitucionales afirmaciones en su libro España sin Democracia , con las que Esperanza Aguirre debía estar de acuerdo, ya que ni las criticó; a la presidenta de la Comunidad madrileña le ha estallado entre las manos su decisión porque el profesor Neira ha sido condenado por conducir ebrio, triplicando la tasa de alcohol permitida, y, sobre todo, porque en sus declaraciones inmediatas al conocimiento de la sentencia, sin mostrar el más mínimo arrepentimiento ni esbozar la menor disculpa, retó a la lideresa a que lo cesara.

Pues bien, tras un periodo de devaneos entre el silencio y la decisión final, en el que se anuncia primero la eliminación del ente que presidía Neira, después solo el Consejo Asesor, pero no el Observatorio, tan solo unas horas más tarde, en la cadena Cope, Aguirre anuncia definitivamente que el Consejo de Gobierno regional aprobará la destitución de Neira. El héroe se ha convertido en villano --ya llevaba algún tiempo haciendo gala de un carácter cuando menos conflictivo-- y conviene deshacerse de esa rémora.

Neira tuvo un gesto digno que incluso podríamos calificar de heroico, en defensa de una mujer maltratada, que le costó una larga estancia hospitalaria, debatiéndose entre la vida y la muerte. Mereció las medallas que se le impusieron. Pero su nombramiento como presidente de un organismo tan vacío de contenido como hoy está demostrándose fue una de esas improvisaciones oportunista a la que el PP nos tiene acostumbrados. ¿Recuerdan el nombramiento de Juan José Cortés , padre de Mari Luz , como asesor para asuntos penales? Pues eso.

Son las cosas del populismo barato; el que busca a toda costa aprovechar éxitos ajenos o acciones que conllevan el aplauso popular, apropiándoselas y poniéndolas al servicio de sus intereses partidarios. Después pasa lo que pasa, que estallan entre las manos.