TAtbunda estos días una pregunta en las calles extremeñas: "¿Qué tal te ha salido la oposición?". Las pruebas de los fines de semana para diversos puestos en la administración pública son citas multitudinarias. Resulta que estamos en una región en la que muchos jóvenes y menos jóvenes tienen como objetivo y casi única salida prepararse exámenes para entrar a trabajar para la comunidad autónoma como funcionario. La meta de algunos se limita incluso a entrar en una de esas bolsas de trabajo en las que el oxígeno es siempre algo transitorio. Más allá de la demagogia de criticar lo fácil --vivimos en una tierra de conformistas que sólo aspiran a ser chupatintas y todo ese rollo histórico y vacío--, lo que habría que preguntarse es por qué tantísima gente quema sus días luchando por un puesto que en la mayoría de los casos no logra. ¿Ser empleado público es el nirvana o simplemente es que no hay otra cosa con la que soñar?

*Periodista